Entrevista de Tito con el presidente chino
El presidente yugoslavo, Josip Broz Tito, mantuvo ayer dos horas y quince minutos de conversaciones con los dirigentes chinos, tras realizar una inesperada visita al mausoleo de Mao Tse-tung y mientras se señalan síntomas de cansancio físico en el dirigente yugoslavo, que cuenta 85 años de edad.En círculos yugoslavos han calificado las entrevistas mantenidas por Tito con el presidente chino Hua Kuo-feng, de «cordiales: francas y amistosas». Las dos partes han examinado las posibilidades de estrechar los vínculos entre ambos países, especialmente en el campo de las relaciones comerciales. También fueron abordados aspectos de la situación política internacional.
El presidente yugoslavo ha sido el primer extranjero que visita el mausoleo de Mao Tse-tung, situado en la plaza de la Paz Celestial y que será inaugurado en septiembre. Esta visita es un detalle más de la cordialidad que muestran los dirigentes chinos hacia el presidente yugoslavo. Tito estuvo acompañado por el presidente chino, y colocó una corona de flores ante el sarcófago que contiene los restos de Mao. Hua manifestó a Tito que al desaparecido dirigente chino le hubiese gustado entrevistarse con él.
Los dirigentes chinos continúan alabando la postura independentista de Tito frente a la URSS. El presidente Hua condenó el martes, durante la cena ofrecida al dirigente yugoslavo, cualquier agresión o injerencia extranjera en Yugoslavia.
Durante esta cena oficial, Tito discrepó, en su discurso, sobre la tesis de la inevitabilidad de una nueva guerra mundial, que fue mantenida en el brindis realizado por el máximo dirigente chino. Hua dijo que la rivalidad entre las dos grandes potencias, Esta dos Unidos y Unión Soviética, y su carrera armamentista lleva necesariamente a una nueva conflagración mundial. Tito le replicó que ninguna guerra era inevitable.
La avanzada edad del presidente yugoslavo y el clima caluroso y húmedo de Pekín parece haber obligado a aligerar el programa de la visita oficial. Hoy es posible que sustituya la visita al museo del' Ejército por una jornada de descanso.
A su llegada a Pekín, el martes, Tito dio la impresión de encontrarse extraordinariamente bien, pero en la cena ofrecida el martes por el presidente Hua pronunció tan sólo el principio y el final de su discurso, porque la traducción completa del mismo al chino le hubiese obligado a permanecer de pie durante tres cuartos de hora.
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