Juventudes Radicales: "La UCD solo sirve para que no ganen los de su derecha o su izquierda"

Las Juventudes Radicales (JJRR), nacidas como organización del Partido Demócrata Popular (PDP), del que fue presidente Ignacio Camuñas, y que después se integró en la Unión de Centro Democrático, se independizaron como organización a raíz de la unificación de esta coalición en un partido. Su secretario general, Ignacio Santana, afirma que la UCD sólo sirve para evitar que ganen quienes están más a su derecha o más a su izquierda, y no para luchar por unos objetivos.

EL PAIS: ¿Qué son las JJRR respecto al PDP?Ignacio Santana: Nacieron como organización propia del PDP, no como ente autónomo. En este tema, pensamos que las organizaciones autónomas de los partidos equivalen a un alejamiento de los mismos: es mucho más importante para nosotros que la gente joven esté en los órganos representativos del partido y haga política por sus propios méritos, que no el tener una autonomía. Creemos que se ejerce más influencia así.

EL PAIS: ¿Mantienen relaciones con las fuerzas políticas juveniles integradas en UCD?

I. S.: Ninguna. Durante la campaña electoral, nosotros apoyamos a nuestro partido, pero al constituirse el partido único de UCD, nos mantuvimos al margen, independientes como organización.

EL PAIS: Entonces, si el PDP se fundió en UCD, ¿qué son exactamente las JJRR respecto al PDP?

I. S..: Orgánicamente nada, en tanto el partido no existe, pero en cuanto a sus miembros seguimos trabajando con ellos y mantenemos una relación igual que la de antes. En este punto, queremos hacer un homenaje a algunos de los hombres de UCD que salieron del partido, y en los que creemos y seguiremos creyendo, aunque no creamos en UCD.

EL PAIS: ¿Las JJRR están a la izquierda del PDP?

I. S.: Ni estamos ni honradamente, pensamos que por tener dieciocho, veinte o treinta años se pueda tener la verdad o la pureza ideológica. Creemos que éstas son cualidades de la persona, se tengan. los años que se tengan. Siempre he observado que, respecto a este tema, las juventudes de izquierda contestan no, y las derechas se apresuran a decir que sí.

EL PAIS: ¿Estarían dispuestos a colaborar en la construcción de una organización juvenil unitaria de la UCD?

I. S.: No, porque creemos que la UCD es sólo una opción temporal de poder, un conjunto de hombres, válidos en un momento determinado para gobernar, pero que como partido no nos atrae, porque no nos ofrece absolutamente nada. Es más, no creemos que la UCD pueda llegar a ser un partido coherente. Digan lo que digan sus miembros, la UCD será como mucho una coalición, nunca un partido. Se puede votar esa opción. pero no entendemos cómo se puede militar ahí, qué sentimiento te puede atraer hacia ella.

Se está en un partido para luchar por algo, no contra algo, y la UCD sólo sirve para evitar que gane una fuerza más a su derecha o una fuerza más a su izquierda.Además. radical viene de raíces; esto es. quiere decir mantener una actitud de pureza ideológica. Los que hemos dirigido nuestro grupo procedemos de partidos de izquierda, y estamos en las juventudes radicales por una fidelidad al humanismo ya los principios de la libertad. Entonces, ¿cómo nos íbamos a integrar en algo que tiene de todo menos de pureza ideológica?

EL PAIS: Y con otras fuerzas fuera de UCD, ¿mantienen relaciones?

I. S.: Relaciones efectivas sólo con la Esquerra Democrática, de Trías Fargas, que además forma parte de nuestra misma internacional, la Federación de Juventudes Liberales y Radicales. Este, por otra parte, es el movimiento justamente contrario al EDS, del que forman parte las Juventudes Liberales.

EL PAIS: ¿Estarían dispuestos a colaborar en la construcción de un partido liberal, fuera de la UCD?

I. S.: Sí, estaríamos dispuestos, pero cuidado, siempre que antes de la formación de ese partido se hiciera un proceso de crítica y una labor seria, y no que sólo fuera una plataforma para subir al poder a unas cuantas personalidades.

EL PAIS: ¿Son partidarios de regular políticamente los derechos de la juventud?

I. S.: Como liberales pensamos que no ha de haber unos derechos específicos de la juventud, o de la mujer, sino simplemente derechos humanos, libertad plena. Eso sí, queremos la mayoría de edad a los dieciocho años, y, ¿por qué no?, podríamos pensar en el voto a los dieciséis. Mucha gente de esta edad estaba en las pasadas elecciones más al tanto de lo que se fraguaba en el país que otra de sesenta o de cuarenta años.

EL PAIS: ¿Tampoco contemplan una labor específica respecto al joven trabajador?

I. S.: Simplemente hay una labor que hacer respecto a todo el mundo laboral, pues los problemas de la juventud trabajadora son los de la clase trabajadora. El que tuviera que existir una labor especial para los jóvenes que trabajan, ya es de, por sí rechazable para la concepción liberal, y lo mismo respecto a la mujer trabajadora.

EL PAIS: ¿Cómo se plantean los problemas de la enseñanza?

I. S.: Aparte de los problemas que podríamos llamar técnicos, como son gratuidad, democratización, etcétera, el problema -capital es que no es tan importante enseñar muchas cosas como el saber qué se enseña, cómo, para qué. Es decir, que haya una labor de educación, realizada en común entre quien imparte la enseñanza y quien toma la enseñanza. Queremos que de la Universidad y de las escuelas salgan Personas, con mayúscula, no individuos llenos de conocimiento: creemos que el mundo necesita más personas que máquinas.

EL PAIS: ¿Qué opinan respecto a una nueva moral en cuanto a sexualidad, aborto, drogas, etcétera?

I. S.: Aborto, sí, con su consecuente regulación. Drogas, por ejemplo, marihuana, sí, entre otras razones esenciales para terminar con el tráfico, que trae muchos más problemas.' Sexualidad, que cada cual establezca sus relaciones como quiera y pueda.

Estas respuestas, francamente, no van para la captación de votos, que no se consigue, ni para dar una imagen. La verdad es que, respecto al tema general de una nueva cultura joven, hay que dejar bien claro que quienes la protagonizan y la han protagonizado no están en esta organización ni en ningún otro tipo de organización juvenil política. Que nadie se engañe.