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Una piscina pública por cada ciento dos mil madrileños

Si España no tiene una buena cantera de nadadores no puede deberse, precisamente, a su largo perímetro -3.904 kilómetros- de costa con numerosísimas playas. Aparte el agua como instrumento deportivo y tomado el chapuzón como simple esparcimiento, en el país interior, donde no hay playas, la gente suele echarse al río. Y en Madrid, por ejemplo, que tiene río, pero como si no lo tuviera, el ciudadano busca las piscinas como agua de mayo.

Las piscinas en Madrid, tanto en la capital corno en la provincia, han proliferado mucho en los últimos años. Tienen piscina los hoteles, muchas empresas, las nuevas urbanizaciones y muchos chalets privados, etcétera. Otras muchas están en trámites de autorización en el momento actual. Otras, en considerable número, apenas si pueden ya controlarse, pues funcionan de manera pirata, sin haber cumplido los requisitos legales necesarios para su apertura, principalmente, sin llegar a comunicar su existencia a los organismos competentes.A pesar de que en la capital existen unas doscientas y en la provincia llegan a unas ochocientas, los cuatro millones de madrileños que pueblan el casco urbano de la capital, sólo disponen de 39 piscinas públicas, de las que once son de explotación municipal y, por tanto, de precio de uso más barato que las restantes. Repartidos los cuatro millones de madrileños entre las 39 piscinas, a cada una de éstas corresponden 102.564 de aquellos. Esto, en una distribución global.

La más barata de todas es la del Parque Sindical, 35 pesetas los adultos y veinte pesetas los niños, aunque suele exigirse el carnet de afiliado a la Obra de Educación y Descanso, si bien no de una forma intransigente.

Las municipales cuestan 85 pesetas los adultos y cincuenta pesetas los niños.

Y el resto tienen precios aproximados a las 150 pesetas los adultos y 55 los niños en días laborales, y sobre las doscientas o 250 pesetas los adultos y las setenta o noventa pesetas los niños en sábados y festivos.

La construcción y apertura de las piscinas públicas cae bajo la competencia de la Junta Central Consultiva e Inspectora de Espectáculos, que preside el director general de Seguridad. Para dar su consentimiento exige varios requisitos, entre ellos, certificados de obra, dictamen de la Delegación de Industria sobre las instalaciones eléctricas y conformidad de la Jefatura Provincial de Sanidad.

Tanto Industria como Sanidad realizan controles sobre el debido mantenimiento de los servicios, que, en caso de infracción o negligencia, denuncian a la Dirección General de Seguridad. Estas son mínimas entre las piscinas de cuya existencia se tiene constancia, según informaron a EL PAIS fuentes del Negociado de Espectáculos de la DGS.

En el centro, sólo una

Como puede advertirse en el gráfico, elaborado con datos facilitados por el Ayuntamiento y el Negociado de Espectáculos de la DGS, la distribución de las piscinas públicas en Madrid es muy irregular. Si bien en las municipales se advierte como un intento de situar al menos una en cada área urbana y especialmente en la periferia, en las de iniciativa privada el criterio seguido parece reponder más a otros factores que se estiman ligados a lo comercial. La zona norte de la ciudad, está notablemente más surtida que la sur. Y, en el centro, sólo existe una piscina pública: la de la plaza de la Cebada, de carácter municipal y abierta todo el año, pues cuenta con piscina de invierno.También hay sólo una dedicada exclusivamente a niños, de las municipales, y que es donde se celebran los campeonatos escolares de natación: la situada en la calle de Virgen del Portillo, en el barrio de La Concepción.

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