Los etarras deportados visitaron ayer las tumbas de sus compañeros en Zarauz, Nuarbe y Dedo
«Hemos ganado, habéis ganado.» Estas palabras de Telesforo Monzón, pronunciadas ayer a los pies de la tumba de José y Txabi Etxevarrieta -primer militante de ETA, muerto el 7 de junio de 1968- sirven un poco de resumen a la jornada vivida ayer por los diez extrañados vascos que se pasearon por las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, sin ser molestados ni interceptados en ningún momento.
A lo largo de al menos ocho horas, en compañía de Telesforo Monzón recorrieron las tumbas de varios militantes de ETA, entre ellos Juan Paredes Manot (Txiki), en Zarauz (Guipúzcoa), y la de Otaegui, en Nuarbe (Guipúzcoa), ambos fusilados el día 27 de septiembre de 1975.La primera citada estaba fijada para las once de la mañana en el cementerio de Derio (Vizcaya). Hasta allí llegaron desde diferentes puntos de Vizcaya y Guipúzcoa los diez extrañados y Telesforo Monzón. Todos fueron aparcando sus coches sin exceso de precauciones, sin pretender pasar inadvertidos. En compañía de la madre de José y Txabi Etxevarrieta, varios periodistas y amigos íntimos, los extrañados cantaron frente a la tumba de aquéllos el himno Eusko Gudariak, al tiempo que Egaña e lzko de la Iglesia colocaban una corona de flores sobre la tumba con la inscripción Vuestros compañeros en la lucha.
Posteriormente Telesforo Monzón en nombre de todos, como dirigiéndose personalmente a los dos hermanos muertos -el primero de ellos de muerte natural- les dio las gracias por su lucha.
Luego el grupo se dirigió a la tumba de Txapela Goicoechea.
La caravana, de al menos siete coches, se dirigió luego hasta Zarauz. Por el camino y en un cruce, los diez extrañados pasaron a menos de cincuenta metros de un control de policía, el único con que se toparon en todo el largo itinerario realizado. En el trayecto alguno de los extrañados detuvo su coche para tomar unos «chiquitos» o preguntar la situación del cementerio de Zarauz, con la mayor naturalidad.
«No nos escondemos -dijeron- Mantenemos algunas precauciones, pero nada más. Paseamos por la calle y hacemos vida normal. No nos da miedo que nos cojan. Sabemos que en Euskadi -la política de los «hechos consumados» ha funcionado bien hasta la fecha -consecución de la ikurriña, por ejemplo- y es la que vamos a seguir. Con nuestra actitud -señaló Larena- en el ffindo no hacemos otra cosa que ofrecer una solución pacífica al Gobierno».
Recuerdo de "Txiki"
En el cementerio de Zarauz y frente a la tumba de Juan Paredes Manot (Txiki) los diez extrañados, Monzón y la madre del militante fusilado, colocaron una corona de llores y cantaron el Eusko Gudariak. Luego, en medio de una lluvia torrencial Telesforo Monzón, emocionado, pronunció unas palabras en recuerdo de Txiki.Un momento de gran emoción se produjo con la presencia de Pons Llovet, ex preso catalán liberado hace diez días.
Todosjuntos realizaron aún en el cementerio de Zarauz tres visitas a las tumbas de Benito Mújica (muerto en 1972), Nagel Irureta,,oyena (mayo 1976) y José María Eizaguirre (1977). A la salida del templo, lzko de la Iglesia comentaría: «En estos momentos en que hemos visitado las tumbas de nuestros compañeros, el sentimiento muchas veces es dificil de expresar. Al poner una corona de flores ante un compañero caído tienes la sensación de que estás vivo y que por ello debes luchar para levantar a tu pueblo. »
Luego, extrañados, Monzón, las madres de los hermanos Echevarrieta, de Txiki y algunos amigos se reunieron a comer en un restaurante céntrico de Zarauz, una vez más sin esconderse, moviéndose con absoluta normalidad por la calle. Los extrañados insisten en presentarse públicamente mañana viernes, en el homenaje que en memoria de Periur va a celebrarse en el
velódromo Anocta, de San Sebastián. Todos coincidieron en reconocer que la policía y las autondades no parecen poner demasiado empeño en detenerles. En más de una ocasión se habló, durante el almuerzo, del caso Carri¡lo y la similitud que pudiera haber entre ambas situaciones, planeadas con el fin de forzar acontecimientos.
