Vandalismno contra un campamento infantil de El Escorial
Un grupo de jóvenes, aparentemente ebrios, protagonizaron en San, Lorenzo de El Escorial un extraño suceso en el que pudo herirse gravemente a varios niños. En la madrugada del lunes, irrumpieron en un campamento de verano arrojando piedras a las tiendas, e incluso atropellando con sus coches tres de ellas, que aplastaron totalmente. Afortunadamente, los niños que las ocupaban estaban sobre aviso por otro asalto similar ocurrido dos horas antes y se habían trasladado a otras situadas más lejos de la entrada.
El extraño suceso comenzó a las dos de la madrugada del 24 al 25 de julio. Tres coches, un Citroén Mehari, un Renaul 5 y un Renault 12, irrumpieron en el campamento de verano Santa María del Buen Aire, en San Lorenzo de El Escorial, y cortaron los vientos de sujeción de las tiendas, rasgando otras con botellas rotas. Un niño que se despertó y los vio fue perseguido con uno de los coches, aunque no llegó a alcanzarle.Los agresores, unos diez o doce jóvenes, se marcharon a continuación, después de insultar fuertemente a los acampados. En el campamento veranean 184 muchachos, con edades entre los nueve y los quince años, todos ellos hijos de empleados de Chrysler. Las tiendas agredidas, las más cercanas a la puerta, estaban ocupadas por los más jóvenes.
Estos prefirieron pasar el resto de la noche en las tiendas de sus compañeros, situadas más al fondo del recinto, y decidieron no hacer demasiado caso a lo ocurrido. El hecho se interpretó entonces como tina broma pesada de un grupo de gamberros. Pero a las cuatro de la madrugada, los mismos coches volvieron a asaltar el campamento, esta vez atropellando y pasando por encima de tres tiendas, que afortunadamente estaban vacías, aunque los ocupantes de los vehículos -se supone- no conocían este dato.
Los agresores volvieron a lanzar piedras y botellas vacías de vino, mientras los muchachos del campamento, despiertos ya, comenzaban a insultarlos a su vez y a arrojarlos piedras y palos. Se armó una verdadera batalla, y llegó un momento en que los muchachos lograron rodear a dos de los coches y obligarlos a pararse.
A uno de los muchachos los agresores le golpearon con una tabla en la espalda, y otros recibieron pedradas, aunque en ningún caso han revestido importancia. Según cuentan los acampados, los jóvenes confesaron primero ser «comunistas que vamos a mataros a todos». Vieron también que llevaban una bandera de la Falange, rojinegra, que poco antes habían intentado izar en el palo de banderas del campamento. Los monitores del mismo hablaron con los ocupantes de los vehículos retenidos -el Mehari huyó momentos antes-, pero no pudieron sacar nada en claro por la ambigüedad y las contradicciones de lo que dijeron en su disculpa. Daban muestras de estar bebidos, y la agresión no se interpreta como un acto de contenido político, sino como una gamberrada que podría haber tenido consecuencias muy graves. El Renault 12, con sus cinco ocupantes y vigilado por los monitores, que le seguían en otro coche, se dirigió al cuartel de la Guardia Civil de San Lorenzo. Cuando llegaron comprobaron que sólo se habían entregado tres de ellos, mientras que el conductor y otro prefirieron huir. También los ocupantes del Renault 5, matrícula M-0003-1311, se entregaron a las autoridades. Al llegar al pueblo, los monitores vieron que varios coches más, cuyos ocupantes también daban muestras de ir muy alegres, armaban alborotos por las calles del pueblo, por lo que deducen que todos ellos, incluidos los asaltantes, formarían parte de los grupos de veraneantes que por estas fechas abundan por estas zonas residenciales.En las discotecas cercanas es muy frecuente que se produzcan peleas todos los sábados y domingos. Los agresores han pasado ya al Juzgado de Primera Instancia del pueblo. La Guardia Civil, por su parte, no ha facilitado información alguna, puesto que el asunto se encuentra sub iudice. Parece ser, según comentó un guiardia, que en la madrugada siguiente, un hombre maduro intentó estrangular a un joven acampado en un camping cercano. La agresión se consumó, y la víctima fue abandonada, dada por muerta, aunque se encontraba sólo inconsciente y se recobró. La Guardia Civil tampoco ha facilitado datos sobre este segundo caso.
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