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El silencio diplomático de Madrid sobre la CEE crea malestar en la prensa

A falta de una política Informativa clara por parte de la «misión de España» ante las Comunidades Europeas, continúan aquí las especulaciones sobre la posible visita del ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, con objeto de presentar el acto de candidatura de España al Mercado Común.El ministro llegaría, al parecer, a la capital belga a última hora de la mañana del miércoles 27 de julio. Seguidamente almorzaría con Roy Jenkins, presidente de la Comisión Europea, y con Lorenzo Natali, vicepresidente y futuro responsable de las negociaciones de adhesión española, por parte de la Comisión Europea.

Por la tarde del mismo día 27, el ministro celebraría una ronda de trabajo con los nueve embajadores españoles en las capitales europeas de países miembros de la CEE. Una cena en la residencia del embajador de España ante el reino belga, Nuño Aguirre de Cárcer, cerraría el programa de la primera jornada.

El jueves 28, el ministro celebraría una reunión de trabajo con el ministro belga de Asuntos Exteriores, Henry Simonet. Un almuerzo a continuación concluiría la visita oficial, en el curso de la cual queda por despejar si España presentará o no la candidatura al ingreso a la CEE.

Una rueda de prensa (al fin) de la diplomacia española serviría para informar a la opinión pública del eventual. acontecimiento histórico que abre las puertas hacia el Mercado Común.

Hay que añadir que la ausencia de información por parte española en Bruselas de toda la operación ha creado un clima de malestar entre la prensa y la misión de España acreditada ante la CEE, que dirige el embajador Raimundo Bassols. Es evidente que la responsabilidad directa escapa a los límites de una embajada. Es incomprensible que ante tan importante acontecimiento el silencio siga siendo la regla de oro de nuestra diplomacia.

Parte de los periodistas españoles acreditados ante las Comunidades Europeas lamentamos que, una vez más, fueran fuentes comunitarias las que despejaron la noticia, que estuvo a punto de publicarse en la prensa internacional antes que en la española. Es, por lo menos, triste que la opinión pública española tenga que conocer un paso tan importante de su país por medio de personas e instituciones ajenas.

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