Un rayo provoca una noche de terror y vandalismo en Nueva York
Casi diez millones de personas quedaron repentinamente sumidas en las tinieblas el miércoles por la noche en Nueva York, como consecuencia de un corte en el suministro de energía eléctrica que afecta la mayor parte de la ciudad y trajo a la memoria de los neoyorquinos el célebre apagón de 1965. Aunque en esta ocasión la magnitud de la avería ha sido mucho menor, todas las actividades de la ciudad quedaron paralizadas, y Nueva York ofrecía ayer el aspecto de una ciudad fantasma. Las autoridades informaron que 2.000 personas fueron detenidas bajo la acusación de pillaje y vandalismo, y que unos 75 agentes de policía resultaron heridos en la represión de los desmanes durante la noche. Nuestro corresponsal en Estados Unidos, Juan González Yuste, ha enviado esta crónica sobre la segunda vez que la ciudad de los rascacielos se quedó sin luz, algo —se había dicho después del gran apagón de 1965— «que no podía volver a ocurrir, porque se habían tomado las medidas necesarias».
Una tormenta con fuerte aparato eléctrico fue la causa de que explotara un transformador en el condado de Westchester, al norte de la ciudad, lo que provocó el corte en el fluido, según manifestaron portavoces de la compañía eléctrica Consolidated Edison. El apagón se produjo poco después de las nueve y media de la noche del miércoles y afectó principalmente a la isla de Manhattan, aunque también severamente a los barrios de Bronx, Brooklyn y Long Island, así como al vecino condado de Westchester. El número total de personas que se vieron privadas de electricidad se calculaba ayer entre nueve y diez millones.
El alcalde de la ciudad, Abraham Beame, declaró inmediatamente el estado de emergencia y ordenó que todos los policías y bomberos libres de servicio se reincorporaran a sus unidades. Beame pidió a los ciudadanos que permanecieran en sus hogares hasta que se restableciera el suministro de energía.
Grupos de voluntarios comenzaron a dirigir el tráfico en el centro de Manhattan, donde se produjeron grandes embotellamientos al no funcionar los semáforos. Los trenes de cercanías y el Metro quedaron también paralizados, aunque las personas que quedaron atrapadas en su interior pudieron ser rescatadas rápidamente. Los túneles que comunican la isla con otras zonas de la ciudad tuvieron que ser cerrados, ya que no funcionaban los sistemas de ventilación. Los aeropuertos de Kennedy y La Guardia fueron también cerrados al tráfico.
La hora en que se produjo el apagón contribuyó a disminuir las consecuencias del mismo, ya que almacenes y oficinas se encontraban cerrados y la mayoría de los neoyorkinos había regresado a sus hogares. Las cadenas de televisión dejaron de emitir, así como las emisoras de radio y las agencias de noticias. Las líneas telefónicas quedaron bloqueadas en grandes zonas de la ciudad y lo centros hospitalarios tuvieron que recurrir a los grupos electrógenos de emergencia. En un hospital hubo que mover con una bomba manual un aparato respirador del que dependían las vidas de varios enfermos.
Vandalismo
Mientras la ciudad ofrecía un aspecto insólito, con los grandes rascacielos totalmente apagados y las luces de los automóviles provocando extrañas sensaciones visuales, tuvieron lugar numerosos actos de vandalismo, con rotura de escaparates, saqueo de tiendas y destrozos en automóviles y bombas de agua. Varias armerías fueron asalltadas y la policía detuvo a más de 2.000 personas, y principalmente en las zonas de Harlem, Brooklyn y el Bronx. Hubo más de mil llamadas a los bomberos, la mayor parte de ellas falsas, y 75 agentes de policía resultaron heridos. Un niño de corta edad murió en uno de los incendios que menudearon en los barrios más pobres.
Muchas personas, sobre todo las de edad avanzada, tuvieron que pasar la noche en los portales de sus casas, al no funcionar los ascensores. Tampoco funcionaron los aparatos de aire acondicionado, lo que representó una molestia más para los neoyorkinos, en uno de los días más calurosos del año, con unos 36 grados centígrados de temperatura y un ambiente muy húmedo. Gran parte de los hogares se encontraban ayer también sin agua, al haberse detenido las bombas impulsoras, y los habitantes de pisos altos permanecieron todo el día en sus casas mientras sus frigoríficos se descongelaban, los teléfonos no funcionaban en muchos casos y su único contacto con el exterior era a través de la radio, siempre que tuviera una de pilas.
El anterior apagón que sufrió Nueva York tuvo lugar el 9 de noviembre de 1965, y en aquella ocasión afectó a prácticamente todos los Estados de la costa noreste y a cerca de treinta millones de personas. Aunque la gravedad fue entonces mayor, porque el corte de electricidad se produjo en invierno ya la hora de salida del trabajo —lo que provocó que millares de personas quedaran atrapadas en el Metro, los trenes y los ascensores—, se produjeron menos incidentes en las calles y apenas hubo detenciones.
Investigación
Una de las consecuencias más comentadas del apagón de 1965 fue la gran cantidad de nacimientos que se registraron en Nueva York nueve meses después de la avería eléctrica, que duró entonces doce horas. En esta ocasión, no se descarta que los neoyorquinos, privados de televisión y luz eléctrica, hayan buscado formas de pasar el tiempo que influyan en el índice de natalidad.
Tanto la Bolsa como la mayor parte de los bancos privados y de los grandes comercios permanecieron cerrados ayer, y las calles del centro de Manhattan, habitualmente tan ajetreadas, presentaban un aspecto desértico. A mediodía de ayer se había restaurado el servicio eléctrico a unos tres millones de personas y se confiaba en que todas las zonas afectadas pudieran recibir suministro de fluido eléctrico antes de la noche.
Las autoridades de la ciudad anunciaron la apertura de una investigación para determinar las circunstancias que provocaron el apagón, a la vez que el alcalde Beame se refería en duros términos a la compañía eléctrica y decía que «no podemos tolerar en esta época un sistema eléctrico que de en la oscuridad a la mayor ciudad del país a consecuencia de un rayo».
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