Frenados los intentos de radicalizar los Sanfermines

«Pamploneses, viva San Fermín», gritó ayer a las doce del mediodía desde un balcón del Ayuntamiento de Pamplona el presidente de la comisión de fiestas, Joaquín Sáez, para señalar el comienzo de los Sanfermines. Acto seguido disparó el cohete, más conocido como chupinazo, y el público congregado en la plaza del Ayuntamiento y calles cercanas, unas 15.000 personas, entre gran número de ikurriñas, gritó «Viva San Fermín».

Por primera vez en la historia de la ciudad, la ikurriña estuvo en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona. Cuando fue colocada, una hora antes del chupinazo, fue acogida con grandes aplausos por el público, que desde las diez de la mañana se había congregado en la plaza del Ayuntamiento esperando el cohete. Después comenzaron las fiestas con ikurriñas y senyeras, una bandera del Polisario y gritos de «Española es, ikurriña bai».

El primer incidente serio se registró una hora después del comienzo del riau-riau. Varios jóvenes, que habían hecho una torre humana, arrancaron una bandera española que estaba colgando, junto con las de Navarra, Pamplona y la ikurriña, en el recorrido. Inmediatamente se retiró la banda do música La Pamplonesa en señal de protesta. El público comenzó a gritar «fíestas sí, política no», manifestando su protesta, a pesar de algunos aplausos. Alguien recogió la bandera de España y la colgó de un balcón cercano, siendo nuevamente arrancada. A la vista de la situación, el público comenzó de nuevo a gritar «San Fermín, San Fermín», a la vez que solicitaba la vuelta de los músicos. Por intervención del alcalde, La Pamplonesa volvió a salir, continuando el riau-riau su ritmo normal. Cuatro horas más tarde, a las 8,30 horas, finalizaba. El primer intento de politización, ayer, fue frenado por el público.