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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Las computadoras

La tercera generación de robots es de la Unión de Centro Democrático, eso está claro, por cómo se resisten las computadoras a cantar la victoria de Felipe.

En 2001, una epopeya del espacio, un robot muere cantando una vieja balada del Oeste que le había enseñado el ingeniero que lo construyó. Es lo más hermoso que se ha escrito en ciencia-ficción desde Von Braun, que acaba de morir, hasta Ray Bradbury y sus hombres-libro. Me lo dijo Isaac Asimov cuando estábamos los dos en Puertomarte sin Hilda, aprovechando una noche de insomnio, porque ambos padecemos insomnio:

-El electrón es zurdo.

Electrones zurdos, robots que mueren cantando y computadoras del partido de Suárez, como Bárbara Rey, pero sin celulitis (aunque me parece que Bárbara Rey tampoco tiene). O sea que las máquinas no son imparciales. Mucho cuidado con la cibernética. Ya en tiempos de Franco, los jóvenes pálidos que queríamos escribir de algo y no nos dejaban escribir de nada, hacíamos siempre un ensayo sobre la rebelión de las máquinas, aplicadamente plagiado de Bertrand Russell. Y mira por cuanto las máquinas eran franquistas.

-Pero ahora, nos quedan las municipales, que ahí sí que no hay engaño- dice el parado.

La izquierda, que es una especie de Alcoyano ideológico y sempiterno, confía en las próximas ó no tan próximas elecciones municipales. Ahí sí que no hay engaño. Elegir un alcalde pedáneo es más directo y más fácil que elegir una abstracción tan gaseosa corno la Unión de Centro Democrático.

Me cuenta Pilar Trenas que un paleto selmetió en la cabina de las votaciones, salió y le dijo a la mesa:

-Ya está, ya lo he pensado. ¿Dónde hay que votar?

Yo creo que el paleto tenía razón. La mayoría de los españoles han usado la cabina electoral como un confesionar ¡o, porque aquí estamos más hechos a confesionarios que a elecciones. Un confesionario donde se han confesado consigo mismos y han hecho examen de conciencia. Se han confesado de Fraga, pero han votado a Suárez por pudor y por aquello que don Jacinto Benavente llamaba la propia estimación.

Presiento que las municipales serán una lucha homérica y pelópida del alcalde contra el robot, de lo pedáneo contra lo cibernético. Porque la cibernética es de derechas, no le demos más vueltas; desde Von Braun, que se sacó la V-2 para bombardear Londres y alegrarle la vida a Hitler, hasta el canadiense McLuhan, ilustre reaccionario que hace pocos años estuvo de moda y facilitó una coartada filosófica a los que prefieren ver a Kiko Ledgard en Un, dos, tres, antes que abrir un libro.

Me lo decía ayer tarde una marquesa amiga mía:

-Tengo que ir al chalet de la sierra a hablarles un poco a las plantas.

Si no las habla se secan. Ahora está de moda hablar con las plantas, quizá porque hemos estado cuarenta años sin poder hablar con nadie. Yo he probado a charlar un poco de las recientes elecciones con el geranio que tengo en la terraza, pero se ha secado lo mismo. Se conoce que no soy marquesa.

A lo que iba: que las plantas agradecen la conversación y los robots son de derechas o de Camuñas. Nada es imparcial en la naturaleza ni en la ciencia. Creo que Fraga se ha ido a los ríos trucheros de León para hablar con el pinabeto y contarle que él, aunque haya perdido las elecciones, es el número uno de su promoción. Porque ya sólo le quedaba por contárselo a los pinabetos.

Ruiz-Giménez, por su parte, parece que está conversando con la rosa mística, para que no se le seque y para explicarle eso que ha explicado a los periodistas: que la democracia cristiana asume su responsabilidad política. Bueno. Y Santiago Carrillo dicen que se trae un bla-bla-blá continuo con un clavel rojo y portugués sobre la cosa del eurocarril comunista. En lugar de hablar con las plantas, que es una cosa que no conduce a nada, Suárez ha preferido hablar con las computadoras, porque una computadora no es mucho más imparcial que un interventor de Alianza. Si el robot de 2001 moría cantando una balada vaquera, yo creo que las computadoras del Palacio de Congresos, ante la escalada filipina de la horda socialista, van a morir cantando el Cara al sol.

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