Nini Montiam responde a Umbral

Yo siempre agradezco cuando se me nombra, y si, como en este caso, un escritor inteligente me dedica todo un artículo en el que acostumbra a citar sólo de pasada a personas sin duda más importantes que yo, el agradecimiento erri pieza a convertirse en veneración.Lástima que esta atención sólo se me dedica en el momento de mi «decadencia». Yo presumo de dos cosas: de mis amigos, y de ser fiel a mis convicciones no sólo en la hora del triunfo, sino la del combate y hasta de la derrota, y esto hasta en los tiempos que vivimos es suficiente para continuar en la brecha.

Por otra parte, entre Umbral y yo hay una gran diferencia: yo he vivido el comunismo, como presa y como invitada en los paises de la cortina de acero. Umbral creo que no, por que si no, se hubiera dado cuenta que allí no hay pluralidad de partidos, que es la verdadera democracia. Por ello, mi «despiste» en la propaganda hispano-comunista. Pero es que yo creo que hasta el señor Carrillo se siente como aburrido y está cambiando sus teorías.

En fin, yo soy yo y las circunstancias, con mis grandes defectos y mis pequeñas virtudes, y me he convertido en algo divertidísimo: una camp a la que piden consejo, los in, me han hecho sacerdotisa de un régimen en el que por lo visto no hubo ni un monaguillo, sólo giocondos baratos, y, es gracioso, de todas las sacerdotisas, quizá sea yo la única que no tenga un duro. Pero he tenido la suerte de que el Dios de la fidelidad, a quien he dedicado toda mi vida, en vez de premiarme reproduciendo mi efigie en los billetes de banco, me ha colmado de amigos y de alegría física. No siento la envidia ni el resentimiento y vivo más contenta que unas Pascuas, por que con mi gran optimismo, ahora que entre todos van a arreglar el país, algo bueno me tocará a mi también en el reparto.