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Campaña electoral para el Congreso y el Senado

Para los británicos, las elecciones son un acontecimiento sentimental

Juan Cruz

Las elecciones generales del 15 de junio en España no son para los británicos un simple hecho histórico de carácter político, sino que suponen un acontecimiento sentimental con escasos precedentes recientes en el plano internacional.

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El cambio de régimen situará a España en la Europa a la que el Reino Unido está adscrita. Londres apoyará sin reservas esa integración. El Gobierno laborista sabe que el precio que tendrá que pagar la Comunidad por la ampliación es grave, pero la compensación política es incalculable. Esto lo dijo hace algo menos de un año el entonces ministro de Exteriores, Anthony Crosland, y lo ha repetido ahora en una entrevista en el «magazine» Europa su sucesor, el doctor David Owen.Incluso si hubiera aquí una consulta electoral y ganara un partido conservador más preocupado por los provechos económicos que por los aspectos políticos de la cuestión, la nueva España de la que ahora habla la prensa inglesa también recibiría el respaldo de esa nueva Administración británica.

En el otro sector de las islas, en la República de Irlanda, el resultado de sus propias elecciones, que se celebran el 16 de junio, no cambiará sustancialmente la actitud de Dublín con respecto a España, incluso si gana el partido de la oposición. Para quien visite el Eire y hable con sus políticos, el entusiasmo proespañol que ha mostrado en los últimos meses el ministro de Exteriores, Fitz Gerald, no puede resultar excepcional.

La integración europea de España, por otra parte, hallaría dificultades de p rocedimiento, que provienen de la ineficacia de algunas instituciones comunitarias actuales, pero la posición general irlandesa sería la de apoyar una solicitud de ingreso de cualquier Gobierno que se forme en Madrid tras el 15 de junio.

Tanto en el Reino Unido como en Irlanda las elecciones inmediatás son contempladas como un acontecimiento sentimental también. Ese carácter ha sido subrayado por el Times en un reciente editorial. El impacto que la guerra civil española tuvo en la opinión pública británica fue enorme. El hecho de que el pueblo español tenga de nuevo la oportunidad de ir a las urnas por primera vez en 41 años viene a significar la posibilidad de olvidar por fin aquella contienda, viene a decir el periódico independiente.

De hecho, «entre los supervivientes de la guerra civil el deseo de evitar su repetición es más común que el de la venganza». Entre los supervivientes hay numerosos británicos e irlandeses que en los últimos cuarenta años han seguido defendiendo desde diversas organizaciones creadas aquí a los demócratas españoles que fueron derrotados con ellos en el conflicto civil. Los veteranos de las Brigadas Internacionales proyectan concentrarse en Londres el próximo día 19, cuando Santiago Carrillo asista a una fiesta de los comunistas británicos.

En cuanto al resultado de las elecciones, los laboristas, por supuesto, apostan por el PSOE, que es su partido gemelo en España. Los conservadores no se han comprometido con ninguna agrupación, pero, como hacía el Times en su reciente editorial sobre las perspectivas democráticas de España, verían con satisfacción una continuación de Suárez en el Poder. La invitación que los comunistas han hecho a Carrillo para que asista a su acto masivo del 19 indica también el optimismo que se respira en ese sector con respecto al futuro de sus colegas españoles.

Pero no es lo que pueda salir del proceso electoral lo que más les preocupa a los habitantes de estas islas. David Owen explicaba en su entrevista de Europa que si la Europa de los finales de los 50 hubiera permitido que la España de Franco se adscribiera a la Comunidad Económica, Gran Bretaña jamás hubiera entrado.

Hace un año, cuando el mismo magazine ilustraba una entrevista con Fraga Iribarne con dibujos de bailarines flamencos y de guardias civiles no había desaparecido aún, del mismo modo que se mantenía cuando poco antes de su dimisión el Times se mostraba desesperado por la actitud del presidente Arias que producía «incertidumbre y confusión en España». La lentitud que el rey Juan Carlos y sus consejeros han elegido deja un período incómodo durante el cual las cosas pueden ir muy mal», decía entonces el diario. De acuerdo con los últimos comentarios del mismo periódico, el peligro desapareció ya.

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