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"Tenemos la esperanza de volver antes de un mes"

«Tenemos la esperanza de volver antes de un mes, aunque no tenemos ninguna garantía», declararon los cinco vascos liberados, a su llegada el domingo a Bruselas. Confirmaron que el Gobierno español se prepara a conceder la libertad al resto de presos políticos vascos y de otras regiones del Estado español. Afirmaron que otros prisioneros políticos vascos podrían llegar próximamente a Bruselas.

Desde primera hora de la mañana, un cen'tenar de personas, entre vascos y periodistas, esperábamos en la sede del Service Social des Etrangers la anunciada llegada de cinco excarcelados de la ETA. Las noticias eran contradictorias en cuanto a su llegada. La policía belga -que actuó en todo momento con gran discreción- dijo que llegarían a las once. Finalmente fue a las tres de la tarde del domingo cuando los cinco aparecieron por la esquina de la calle, cargados con sus maletas. «Nous sommes des prisonníers politiques», («Somos los prisioneros políticos-», dijeron en francés a la primera persona que les saludó). Abrazos, cánticos en euskera, gritos de Euskadi ta Askatasuna, claveles rojos y blancos, llantos y risas se mezclaron entre los liberados y los residentes vascos en Bélgica, exiliados en su mayoría.Después de una breve pausa de veinte minutos para hablar por teléfono con sus familiares en el País Vasco y con su abogado, Juan María Bandrés, los cinco liberados dieron su primera conferencia de prensa. Relatos de la liberación, condiciones de detención y esperanza cara al futuro fueron los capítulos de la rueda de prensa. La situación política actual y el comportamiento de la ETA a partir del ultimátum del martes 24 de este mes, quedó para otra conferencia de prensa, anunciada para el viernes en esta capital. Existe la esperanza que para el viernes todos los presos políticos vascos, quedan todavía diecinueve, estén en Bruselas.

Xavier Lorena, Jokin Gorostidi, José María Dorronsoro, Eduardo Uriarte y Mario Onaindia, se colocaron delante de la bandera vasca y, con el puño en alto, entonaron el Eusko Gudariak, himno de los combatientes vascos.

Los cinco ex condenados a muerte, con nueve y ocho años de detención en condiciones precarias, mostraron un perfecto equilibrio y seguridad en sí mismos, ante su primer contacto público. Decenas de aparatos fotográficos y varias televisones belgas y extranjeras -a excepción de Radiotelevisión Española- dieron testimonio gráfico del acontecimiento.

Esposados hasta Bélgica

«Nos avisaron la noche del sábado, a las once, de que íbamos a salir. Tuvimos que firmar la pena de extrañamiento para un pais extranjero. Un viejo avión militar nos llevó de Madrid a Bruselas. Hicimos el viaje esposados hasta la llegada al aeropuerto belga», dijo Dorronsoro.

Los cinco liberados precisaron sus condiciones de asilo en Bélgica no abandonar el país, abstenerse de toda actividad política y solicitar el estatuto de refugiado político. Leyeron un telegrama de su abogado, Juan María Bandrés, que agradecía a Leo Tindemans el asilo belga

«No somos los más indicados para hablar de la situación en Euskadi. Nosotros venimos de un infiemo que son las prisiones fascistas», respondió Gorostidi, cuando le preguntaban por su opinión sobre la situación en el pueblo vasco y la postura de la ETA ante las elecciones del 15 de junio.

En relación con la cárcel, denunciaron el trato recibido del director de la prisión de Córdoba, «conocido fascista». Añadieron que estos últimos tiempos el tono de los carceleros había cambiado y que «muchos han cambiado de chaqueta y se dicen socialistas y demócratas de toda la vida ...», dijo Uriarte.

«Durante cuatro años -continuó Uriarte- estuvimos recluidos los tres militantes de la ETA en un corredor de veintici neo metros de largo que nos servía de célula, sin posibilidad de ningún contacto con otros prisioneros. Cuando, por casualidad, se acercaba algún preso de derecho común, era fichado y castigado. Tratados con especial interés, fuimos siempre encarcelados en las más profundas y más oscuras prisiones de España, situadas a mil kilómetros de distancia de nuestros familiares.»

Los liberados anunciaron la próxima entrega a la prensa de un documento sobre sus condiciones de detención y, en algunos casos, de tortura.

Preguntados si eran ciertas las acusaciones del proceso de Burgos, por el que fueron condenados a muerte en diciembre de 1970, la respuesta fue tajante, con el mismo tono que hace siete años: «Sin tener en cuenta quiénes fueron los autores, nos solidarizamos con la ejecución de Melitón Manzanas. También nos acusaron de pertenecer al comité central de la ETA. El proceso de Burgos fue, en realidad, el proceso contra el pueblo vasco.»

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