Alirón en el Bernabéu y bochornoso espectáculo en Mestalla
El Atlético, campeón de Liga. Buena noticia para Tetuán, Cuatro Caminos, Embajadores y Lavapiés; buena noticia para Felipe González, que tiene una base muy colchonera. No consiguió el Madrid vencer a su eterno rival en el último encuentro del Bernabéu en la presente temporada. Mala noticia para Alianza Popular, que tiene clientela entre los socios de la tribuna de la casa blanca. La alegría, pues, se ha ido a los barrios. El disgusto, en la periferia. El Barcelona se ha quedado, una vez más, sin catarla, y el Valencia ha echado el cierre con un espectáculo deprimente.Acabada la Liga con el triunfo atlético, a Vicente Calderón le quedan dos preocupaciones: decidirse a votar por el SEU histórico y renovarle el contrato a Luis. Acabada la Liga, a Bernabéu le quedan también dos preocupaciones: votar al SEU renovado, porque el poder siempre le ha ido bien, y con Suárez no se lleva mal, y decidir cómo ha de rescindirle el contrato a Miljanic.
A Bernabéu, además, para acometer los preparativos de la próxima campaña con mayor éxito, le hace falta serenarse. El mundo no se hunde por un título más o menos, y conviene que alguien se lo diga. Resultaron muy poco apropiadas las declaraciones que efectuó a Televisión el domingo por la noche. El tono utilizado para hablar de Pereira dijo poco en favor del presidente madridista y de la sociedad a la que representa.
Vicente Calderón se quedó en casa el domingo. Seguramente, porque Bernabéu no suele visitar el Manzanares, el presidente rojiblanco se abstuvo. Buen detalle, porque tuvo oportunidad de pavonearse en corral ajeno y no lo hizo.
Las felicitaciones a Luis le llovieron en el vestuario. Amigos y enemigos solapados fueron a darle abrazos. Lástima que el tema de su renovación no esté resuelto. Pero todo se andará.
En donde las cosas andan de mal en peor es en Valencia. La política de fichajes llevada a cabo por la directiva valencianista ha sido auténticamente desastrosa. El equipo no ha funcionado, y no se le ven posibilidades de mejora. El domingo, el público dio la nota con un árbitro con el que en otras ocasiones ha tenido oportunidad de meterse y lo ha venido a hacer en el momento menos oportuno.
El señor Sánchez Ríos ha dado alguna vez en Mestalla notas de extremada parcialidad y no quiero señalar a favor de quién. El domingo, los errores no fueron como para armar el bochornoso espectácido de la suspensión del encuentro.
Lo que tampoco admite paliativos es la postura del señor Sánchez Ríos, que en Televisión se permitió tomar a broma al jugador valencianista Kempes. Si siempre resultan inadecuadas las declaraciones y las actitudes de ciertos jugadores y directivos, las del colegiado sevillano entran en similar consideración.
La directiva del Valencia publicó una nota, recientemente, que por lo que se ve, sirvió el domingo de acicate a los vehementes. Las posturas de ciertos dirigentes suelen ser el detonador de estos estallidos.
Al Valencia ni los consejos de Di Stéfano, asesor personal del presidente del club, le sirven para nada positivo. Para la próxima temporada, con Marcel Domingo de entrenador, otro hombre caracterizado por sus explosiones, el ambiente va a ser electrizante. Habrá que esperar acontecimientos. Como va a tener que hacer Miguel Muñoz, que, una vez más, se ha quedado sin fichar por el Valencia.
El Barcelona es ahora candidato a la final de Copa. Difícil no lo tiene. Sería un buen consuelo para quienes han visto pasar de largo la oportunidad. Michels ha felicitado públicamente al Atlético. Como hizo Miljanic al acabar el encuentro del Bernabéu.
Y para el próximo año, vallas.
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