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Reportaje:El Ejército del Aire, hoy / y 2

Grados dispares de eficacia y penurias de presupuestos

La fuerza aérea tiene opiniones encontradas sobre el estado de eficacia de sus diversos instrumentos. Su mayor ansiedad viene producida por las deficiencias del mando de la defensa aérea, esto es, de aquellas unidades cuya misión es la defensa del espacio aéreo contra eventuales ataques. Menor preocupación la constituye el mando de la aviación táctica, es decir, aquellas unidades destinadas a librar batalla aero-terrestre y aero-naval. En cuanto a la aviación de transporte, existe un cierto grado de optimismo.Mínimos operativos de seguridad

El mando de la defensa aérea se halla bajo mínimos operativos y de seguridad. Los aviones que lo componen constituyen el sistema de armas «rey» del espacio aéreo y son la verdadera razón de ser de una aviación, dependiendo de ellos la superioridad aérea, la cual hace posible el apoyo táctico, la defensa del espacio aéreo y la obtención de objetivos estratégicos. Los tres escuadrones de Mirages que forman parte del mando de la defensa están compuestos por doce aparatos cada uno, cuando deberían tener dieciséis. Los pilotos de estos aviones vuelan una media de doce horas mensuales; deberían volar quince. Razones presupuestarias parece van a desaconsejar la toma en alquiler de 42 Phantoms F-4C, tal como permite el tratado con los Estados Unidos, teniendo que arreglarse la fuerza aérea con los 34 Phantoms F-4E, más anticuados que estaba previsto iban a ser vendidos a Estados Unidos.

En la aviación táctica, el punto más, débil lo constituye la lucha antisubmarina, incapaz de rendir la enorme prestación que una potencia marítima y archipelágica como España parece exigir. En este área táctica, donde se produce la cooperación interejércitos, la aviación echa de menos un planea miento unificado de las operaciones; v considera que el empleo eficaz del arma aérea exige su participación en el planeamiento de las operaciones de superficie, tanto terrestres como navales.

Las razones económicas son determinantes en la conformación de la fuerza. Este año se han invertido en la fuerza aérea 29.000 millones de pesetas. La insuficiencia de la dotación presupuestaría, dicen los mandos, coloca al Ejército del Aire en una situación muy difícil, que será crítica a partir de 1980 si no se toman medidas adecuadas. Estas son, para la aviación, la dotación de un capital de 750.000 millones de pesetas para el decenio de los ochenta. Este cálculo está basado en la proyección de los niveles actuales de eficacia, en términos equivalentes futuros. Si el plan estratégico conjunto, aún no terminado de elaborar, revisa la misión de la fuerza aérea para realzar su valor, el gasto debería ser superior. La aviación se encuentra con que el mantenimiento de una mínima postura aérea en el próximo decenio requiere cantidades aterradoras de dinero. Se cita como ejemplo los cien aviones de combate Multirol (Multirole Combat Aircrqft, MRCA, en, la jerga del aire) que Italia va a encargar, a un coste de 1. 100 millones de pesetas unidad, y con unos gastos de mantenimiento anuales de doscientos millones por cada uno.

Asegurar la superioridad aérea

Una idea dominante de la aviación es la de permitir en el futuro la conversión del mando de la defensa en una especie de mando de combate, esto es, un mando capaz de asegurar la superioridad aérea mediante la ofensiva, obtenida la cual sea posible deducir la función defensiva.

En cuanto al componente pasivo de la defensa, es decir, el control del espacio aéreo, la aviación espera confiada poder adentrarse en los años próximos descansando en el sistema semiautomático Combat Grande, en avanzado estado de modernización. La aviación se va a dotar, con este equipo, no sólo de un sistema apto para el control del espacio, sino también para el control del tráfico, tanto militar como civil. Los militares aseguran que esto no supone la asunción, por el Ejército del Aire, del control del tráfico civil, sino la ordenación del espacio de tal forma que aquél pueda ser discernido del tráfico militar, de directa responsabilidad militar, y de las trayectorias extrañas que puedan representar una amenaza.

Una reestructuración básica debería subrayar todos los esfuerzos actuales de la aviación: la de la distribución del presupuesto asignado, y de ello son conscientes los mandos, aunque alegan no poder hacer mucho por su consecución si no se aumentan las partidas presupuestarias. El gasto actual se distribuye del siguiente modo: 51 % para personal, 21% para funcionamiento y 28% para inversiones; el objetivo ideal barajado es, respectivamente, 40%, 25% y 35%. Acercarse a este objetivo constituye una verdadera prueba de capacidad de los mandos actuales y de los futuros.

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