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La policía alemana busca a un terrorista arrepentido

La policía alemana se enfrenta ahora a un cometido inédito: la localización y protección de un terrorista arrepentido. Hans-Joachim Klein, uno de los personajes más buscados, tras su participación en el atentado contra la sede de la OPEP en Viena, el 21 de diciembre de 1975, día en que Klein cumplió sus veintiocho años. En aquella ocasión perecieron tres personas y once ministros de países petrolíferos fueron secuestrados.Klein ha enviado al semanario Der Spiegel una carta mecanografiada y la impresión de sus huellas dactilares como garantía de que no se trata de una falsificación. En su carta, remitida desde el lugar en que se halla escondido, advierte contra un plan de asesinato trazado contra dos prominentes judíos alemanes: los presidentes de las comunidades hebreas de Berlín, Galinski, y de Francfort, Lipinski.

También manifiesta que, desde febrero de 1976, «prepara sistemáticamente» su abandono de la vida activa al haberse convencido de que, «so pena de objetivos revolucionarios, el núcleo de las organizaciones terroristas es netamente fascista». El «converso» Klein alude a «muchos» compañeros de actividades, algunos de los cuales «le consideran un traidor». Los planes de asesinato dispuestos contra los dos prominentes judíos le han llevado a su decisión, quizá influido por la memoria de su madre, judía, que murió seis meses después de su nacimiento, tras haber logrado sobrevivir a su internamiento en un campo de concentración nazi. Más adelante dice en su carta que se ha convencido de que «no se puede vivir eternamente del aire o del amor. Ya estoy cansado de ganarme mi sustento diario con el revólver en la mano».

Tanto la carta como un paquete con su arma, una pistola ZBR Zbrojovka 38, de fabricación checoslovaca, fueron enviados desde Milán, aunque en ambos figuraba la antigua dirección de Klein en Francfort.

La sorprendente comunicación de Klein ha dado nuevos ánimos a la policía alemana, que no cesa en la operación de búsqueda de potenciales terroristas. El jefe de la sección policial dedicada a este cometido, Boeden, considera que ha sido frenada la actividad de los núcleos activistas después de las detenciones practicadas la semana pasada. Solamente en la región de Baden un contingente de 140 policías llevan a cabo las pesquisas sobre el paradero de tres supuestos participantes en la muerte del fiscal Buback, actividad que también comparte la policía suiza.

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