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Atlético y Barcelona, de tú a tú

Hace quince días el Atlético de Madrid era casi finalista de la Recopa y casi campeón de Liga. Desde el pasado miércoles está apeado del tratamiento de usía en el concierto internacional, y, desde el domingo, se habla de tú otra vez con el Barcelona. El Atlético ha entrado en la semana de las rebajas. Ya hay motivos otra vez para hablar de «el pupas». El Barcelona vuelve a tener esperanzas. En el Bernabéu también ha reaparecido la esperanza; la del cese de Miljanic.

El Atlético ha sido de siempre especialista en complicarse la vida y, por tanto, no debe sorprender que, a cuatro jornadas del final, sienta tras de sí las pisadas del Barcelona. El Atlético no tiene un sprint final tranquilo, porque en casa de recibir, en el encuentro final, al Valencia, ha de viajar a Zaragoza y ha de trasladarse al Bernabéu en la penúltima jornada. Teóricamente, podría suceder que el Barcelona ganara en Atocha y el Atlético perdiera en el Bernabéu. Son, teóricamente, los dos encuentros que pueden poner el corazón a pleno ritmo. Se supone que los otros partidos han de ser victorias para ambos protagonistas. Aunque es mucho suponer, porque el Zaragoza será quizá más enemigo para el Atlético que el Elche para el Barcelona. La Liga en este supuesto podría decidirla el Valencia, último visitante del Calderón, con una buena prima. Sería como para ponerse a temblar.

El Atlético es un club tan desgraciado que incluso en los malos momentos se ve apartado de la noticia de primera página por el Madrid. Da la impresión de que los de la «Casa Blanca» escuece más en algunos sectores. La derrota madridista frente al Betis sólo tendría arreglo de cara al humor del personal si desde Moscú llegara la noticia de que el futuro sucesor de Bernabéu, Ramón Mendoza, logrará el fichaje de Blockhin. Pero me da en la nariz que lo del extremo izquierda soviético es una cortina de humo más.

Un amigo de un amigo mío suele decir que lo que el mundo necesita es democracia y extremo izquierda. Y el amigo del amigo, suele afirmar, que es más difícil conseguir un buen extremo izquierda. El Madrid, que fue el primer club que inició la distensión con la URSS, a falta de elecciones democráticas quiere traerse al que dicen es el mejor extremo izquierda del mundo. Tendría gracia que después de pasarnos cuarenta años hablando del oro de Moscú —del de Berlín y del de Roma nunca se dijo nada—, el Madrid enviara divisas al Kremlin. Pero yo creo que en este sentido no debemos preocuparnos; los soviéticos no son partidarios de la exportación de jugadores. Como los yugoslavos no son tampoco partidarios de la operación retorno de entrenadores.

El Madrid sigue invitando a Miljanic a que haga las maletas, pero a éste sigue encantándole el oro del Bernabéu y se hace el sordo. Dicho de otra manera, lo que ocurre es que a don Miljan no le van las despedidas por las buenas. Con el contrato entero en el bolsillo está dispuesto a buscar nueva casa.

El Madrid necesita dinero para reforzar el equipo. Con contratos como los que dicen le ofrecen desde México no se puede viajar. Para recuperar cotización es necesario contar con alguna estrella. La primera solución para los fichajes, a lo mejor, está ahora en el alquiler del Bernabéu para mítines políticos. Los mítines deportivos ya se sabe que este año se producen con cierta frecuencia y un modo de calmar a algunos socios será darles la oportunidad de que por la mañana se congregasen alrededor de los futuros senadores. Así, por la tarde ya llegarán cansados. Claro que, a falta de dos partidos, ya ni esto merece la pena.

Donde el panorama se ve con más euforia es en Vallecas. Marcelino Gil lleva camino de ser auténtico triunfador en 1977. No ha bajado el precio del pan y, encima, va a subir el Rayo a Primera. Aquí tenemos un candidato idóneo para Alianza Popular.

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