Heribert Barrera, reelegido secretario general de Esquerra Republicana

Con la reelección por aclamación de Heribert Barrera como secretario general del partido terminó ayer, en el Colegio de Abogados de Barcelona, el octavo congreso de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). En todo su desarrollo, Barrera, vencedor indiscutible en el enfrentamiento que recientemente se produjo con dieciséis dirigentes históricos de ERC, mantuvo una actitud de búsqueda de la reconciliación entre las dos tendencias, que se plasmó en la elección de tres componentes del grupo de los dieciséis para el nuevo comité ejecutivo, pese a que en su mayoría dicho grupo hubiese preferido ignorar el congreso, al que calificaron de ilegal.Otra resolución claramente conciliadora fue el acordar que los antiguos diputados al Parlamento catalán, así como los ministros, directores generales y comisarios de la Generalidad que militen en el partido puedan pertenecer por derecho propio al comité ejecutivo. Ello favorece a los históricos o puros, contrarios a Barrera.

En el mismo sentido apaciguador, Heribert Barrera consiguió que los quinientos asistentes al congreso dejasen de proveer cuatro cargos del comité ejecutivo, con la finalidad claramente explicitada de permitir que algunos de estos cargos fueran cubiertos por los dirigentes ausentes del congreso.

A fin de lograr una mayor operatividad se procedió a la reestructuración de los órganos dirigentes.

En el terreno político, los delegados mostraron su clara coincidencia con la reafirmada dirección del partido, al aplaudir todas las alusiones formuladas con relación al frente de izquierdas, integrado por cuatro partidos catalanes, entre ellos ERC.

Finalizado el congreso, la dirección de ERC remitió un telegrama de «fervorosa adhesión» a Josep Tarradellas, presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio.

Contrariamente a lo que se había informado en días anteriores, el congreso no se pronunció con relación a un posible cambio de nombre. Ello sería debido a que informaciones de última hora señalaban un gran optimismo con relación a la aprobación por el Tribunal Supremo de ERC, pese a contener en sus siglas la palabra «republicana».