Niño muerto en un desprendimiento de tierras
Francisco Manuel Flores, de diez años de edad, resultó muerto por un desprendimiento de tierra producido en unas obras en las que jugaba con otros amigos. Dos de ellos, Román San Miguel Arribas, de once años, y Juan Carlos Carretero, de diez, que también resultaron alcanzados, se encuentran hospitalizados en la clínica Puerta de Hierro, con heridas graves.El suceso ocurrió en la colonia Los Robles, frente al poblado de San Francisco. Es una zona situada a la derecha de la carretera de El Pardo, ocupada por casas bajas, en medio de descampados, y a las que los bloques de las urbanizaciones residenciales se están acercando rápidamente. En una de estas obras, la del edificio Almenara, ocurrió el accidente.
Actualmente las obras están en fase de vaciado de tierra, y hay desmontes muy pronunciados. Él recinto está protegido por una valla metálica, pero ésta se encuentra derribada en la mitad de su frente. Por allí entraron varios niños del barrio a jugar.
Según expusieron los amigos y el hermano del muerto, ayer fue el primer día que traspasaban la valla, ya que los días laborales hay obreros y máquinas, y los muchachos no se acercan. El hermano menor, de nueve años, que jugaba también, cuenta que los tres niños se acercaron al borde del foso y éste, se desprendió, arrastrándolos.
Inmediatamente sus amigos fueron a avisar a la gente de una tienda cercana, mientras el hermano corría directamente a casa de sus padres.
Poco después, los vecinos sacaban a los niños de entre la tierra, y avisaban a un coche patrulla de la Policía Armada que pasaba cerca casualmente. Trasladados urgentemente a la clínica Puerta de Hierro, Francisco Manuel falleció a poco de ingresar, mientras los otros dos eran hospitalizados. Parece que uno de ellos, más grave, ha tenido que ser operado.
Los padres del niño se trasladaron a la clínica, de la que aún no habían regresado a las siete de la tarde. El hecho ha impresionado a las familias del barrio, conocidas entre sí desde hace años, que comentaban la necesidad de que obras de este tipo dispusieran de un vigilante, ya que, aunque la valla estuviera en buenas condiciones, no se puede evitar que los niños las utilicen como campo de juegos.
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