Francia insiste en los problemas que plantea la ampliación de la CEE
«La Comunidad estará presente en la cumbre económica occidental de Londres en aquellos sectores en que sea competente en las relaciones comerciales o en el diálogo Norte-Sur», declaró Valery Giscard d'Estaing, al término del Consejo Europeo de jefes de Estado o de Gobierno, celebrado en Roma. En el último momento, Giscard dio marcha atrás presionado por el resto de dirigentes europeos y retiró algunas de las reservas galas a la presencia de la CEE en Londres.
El presidente francés anunció también, que había presentado al Consejo Europeo, tres «elementos de reflexión», ante la problemática de ampliación de la CEE hacia el Sur. Francia insiste en los problemas económicos, agrícolas e institucionales, que planteará la entrada de Grecia, España y Portugal en el Mercado Común.El Consejo Europeo termina con resultados más positivos de lo que cabía esperar. Hay propuestas concretas para los siete puntos que estaban inscritos en el orden del día.
Sobre el primero -participación en la próxima conferencia de Londres del presidente del Consejo y de la Comisión Europea-, todo el mundo se declara satisfecho. París salva la cara diciendo que "la Comisión sólo intervendrá en trabajos técnicos", y que los asuntos políticos quedarán reservados a los siete países participantes: Estados Unidos, Canadá, Japón. Alemania Federal, Francia, Italia y Gran Bretaña. Los «pequeños» de la CEE han ganado una primera batalla y parecen conformarse por el momento.
Otra decisión importante del Consejo. fruto, quizá, de la entrevista Callaghan-Carter de hace unas semanas en Washington, es el acuerdo de aceptar un programa de estabilización de importaciones de materias primas, originarias de países en vías de desarrollo, y de crear un fondo de ayuda financiera para los mismos. Dos acuerdos que deberán perfilarse en su contenido, pero que pueden desblocar los trabajos de la conferencia para las relaciones económicas internacionales, conocida también con el nombre de «diálogo Norte-Sur» que a Finales de mayo reunirá en París a países productores y consumidores de materias primas.
El Consejo Europeo de Roma fue preludio de los problemas y divisiones que deberán enfrentar a los nueve en un futuro casi inmediato.
Giscard d'Estaing fue quien sacó el tema. Puntualizó tres aspectos de la ampliación, y recordó que el sí político estaba decidido.
Los asuntos económicos deberán ser estudiados con atención por la Comisión Europea y el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores (que abordarán a fondo el tema en su próximo Consejo del 5 de abril, en Luxemburgo). Los reglamentos agrícolas, sobre todo los que afectan a productos agrícolas, habrán de modificarse antes de contar con la entrada de otros miembros en la CEE. Por último, las instituciones sufrirán una metamorfosis: la CEE a seis era una cosa, a nueve es otra, y cambiará todavía más cuando tenga doce miembros, con la adhesión previsible de Grecia, Portugal y España.
No hubo debate sobre este punto. Sólo, el primer ministro italiano, Andreotti, y el canciller alemán Schmidt, aludieron el asunto, mezclando aspectos políticos económicos de la operación.
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