Un sorprendido

La sorpresa que me ha causado la reacción de don Felipe González y su partido, el PSOE (renovado), ante la legalización de su homónimo (sector histórico) es el motivo de esta carta.La postura del sector renovado es inconcebible, pues no sólo atenta a la libertad, sino que parece depositaria de la verdad, y la verdad en política no la tiene nadie; pretenderlo sería hablar de dogmas, y a todos nos es manifiesto que la democracia es un buen sistema de gobierno; incluso más, como dijo Julián Marías en un artículo publicado en el diario EL PAIS, es un estilo de vida, porque se tienen en cuenta las diversas posturas: en una palabra, se admite la idea distinta e incluso contraria. Pero en este caso las ideas no son tan distintas, pues de dos partidos de base socialista se trata.

Por otra parte pretender acaparar la verdad socialista es en cierta manera una postura totalitaria. Además, el sector histórico, como partido no subvencionado por los socialdemócratas europeos, se ha visto impedido de darse a conocer por falta. de ayuda. Esto ya es jugar con ventaja, y si además añadimos que el sector renovado ha sido siempre bien acogido por el Gobierno y, que incluso se ha hablado de pacto, la reacción de romper los contactos con el poder e incluso «amenazarle» veladamente no tiene otra explicación que el vedettismo político o el recelo de que el sector histórico cuente con más militantes, y en las próximas elecciones se lleve más votos. Estas dos posturas son contrarias a la más elemental norma democrática. Y antes que esto es síntoma de una concepción un tanto particular de la libertad y de la participación de todos.

Quiero aclarar que no soy socialista ni lo seré.