Mitterrand, dispuesto a gobernar con Giscard
«No encuentro las razones que detendrían, a la hora de las legislativas, el movimiento popular que se manifestó en las cantonales del año pasado y en las municipales de este año», declaró el primer secretario del Partido Socialista Francés, Francois Mitterrand, en unas declaraciones exclusivas que aparecieron ayer en el vespertino, independiente, Le Monde.
El líder de la izquierda gala analizó el porvenir inmediato francés a partir de la eventual victoria de la izquierda en las legislativas del 78 que él cree más que probable.El señor Mitterrand insistió en que a la izquierda le sería posible gobernar con el presidente actual, Valery Giscard d'Estaing, si da pruebas de «sensatez, que no le falta». De una manera general, sobre este punto anotó: « Los socialistas no desean añadir una crisis política grave a la crisis económica que van a heredar. »
Existen no pocos políticos y pensadores de derechas que siguen considerando como «un cuento de hadas» la posibilidad de que la izquierda gobierne en Francia sin que se produzca el caos. Uno de ellos, Raymond Aron, comentarista reputado internacionalmente en el diario conservador Le Figaro, aún lo repetía no hace mucho: «Aron -respondió el señor Mitterrand-, era más serio en otros tiempos y prefería analizar los hechos científicamente y no, como ahora, en forma pasional. »
A propósito de las nacionalizaciones, puntualizó que se realizarían en los tres primeros meses de gobierno de la izquierda. Sobre la fuga de capitales, que muchos prevén en caso de victoria legislativa del «programa comón», Mitterrand -se manifestó severo al subrayar lo que está ocurriendo en Francia actualmente: «Hay que preguntarle al señor Barre cómo piensa poner fin a la fuga de capitales en estos momentos. En Suiza ya hay 400.000 millones de francos y, esto, sin contar las evasiones hacia otros países con moneda fuerte. »
En el plano europeo, el líder socialista no cree que el Tratado de Roma impida Gobiernos de izquierdas. En todo caso, expresó: « Silos demás países de la CEE obstaculizan nuestra política, lo que reventaría no sería la izquierda francesa, sino el Mercado Común.»
Las primeras iniciativas de la Administración Carter, el señor Mitterrand las juzgó «favorablemente» y analizó el fenómeno eurocomunista en los siguientes términos: «Esto prueba que los tres partidos comunistas de Europa del Sur (español, francés e italiano) quieren vivir su propia vida; pero sería prematuro ver en ello un cisma. Por lo demás, se trata de un acontecimiento muy importante de la historia contemporánea. »
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