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Tribuna:La refoma laboral del Gobierno / 4
Tribuna
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Convenios colectivos y huelgas laborales

El reciente decreto-ley sobre Relaciones Laborales no regula las huelgas laborales sino los paros laborales. Huelga y paro son cosas semejantes, pero no idénticas.Son semejantes porque tanto una como otro pueden tener una motivación laboral, y porque una y otro se exteriorizan mediante la cesación colectiva en el trabajo. Son diferentes por la distinta finalidad que una y otra persiguen.

El paro laboral, los paros laborales, son meras cesaciones colectivas en el trabajo, sin ninguna pretensión de insertarse dentro de la lucha de la clase obrera po r la transformación de la sociedad.

La huelga, por el contrario, es el instrumento más perfilado de exteriorización de la oposición de los trabajadores frente a los empresarios. La huelga, aunque tenga una motivación originaria estrictamente laboral, es un pasoimás en la lucha de los. traba adores para ¡ntentar cambiar una sociedad donde no les va nada bien.

La filosofía sindical y laboral del Gobierno Suárez no tiene nada que ver con lo hasta aquí dicho. Bien claramente lo señala el preámbulo del decreto-ley sobre Relaciones Laborales, donde la huelga queda -definida como-ac-, ción de apoyo a reivindicaciones colectivas laborales.

Tampoco coinciden los trabajadores con el Gobierno en materia de convenios colectivos. Mientras que para los sindicatos obreros el convenio es un simple instrumento a través del cual se pone término concertado a una situación de tensión en las relaciones laborales, y se establecen las condiciones que han de regular las relaciones laborales entre las partes que lo suscriben, para el Gobierno Suárez, los, convenios colectivos son algo más ¡m-,, portante, son instrumentos de paz social.

Las consecuencias de esta concepción gubernamental son bien claras: en tanto un convenio está vigente no pueden hacerse huelgas para modificarlo, ni establecerse durante la vigencia de un convenio otro de inferior o superior ámbito. A sensu contrario sí pueden hacerse huelgas durante la negociación de Jos' convenios,corno acción de apoyo a éstos.

Señaldado el marco en que la huelga*puede hacerse durante la tramitación de un convenio, es claro que cuantas más dificultades existan para firmar un convenio y para realizar una huelga, menos instrumento de paz social será un convenio colectivo, porque más. difícil será firmarlo, y más difícil aún, respetarlo una vez firmado.

Hacer una huelga legal en base al decreto-ley de Relaciones Laborales es realmente difícil. Lo es porque son muchas las huelgas que quedan descalificadas como ¡legales. Pero también lo es por la dificultad de articular una huelga de sector. o, una huelga local, por las consecuencias que la huelga legal proyecta sobre los huelguistas en materia de incapacidad laboral transitoria y desempleo parcial, por la dificultad de pasar de un conflicto colectivo a una huelga cuando se ve claramente por los trabajadores que el conflicto no es vía de solución del problema planteado, y, sobre todo, es dificil que la huelga dure el tiempo que los trabajadores quieran que dure, ya que el decreto-ley concede amplias facultades al ' Gobierno para aplazar la huelga, o simplemente, para acabar con ella definitivamente.

No parece que sea fácil hacer una huelga legal. La consecuencia más inmediata que de ello se deriva es que, de hecho, se harán huelgas ¡legales, con lo que los trabajadores irán. arrinconando poco a poco el decreto-ley aprobado por el Gobierno. Pero, entretanto, los trabajadores se arriesgan al despido y a que la autoridad laboral suspenda, hasta por seis meses, las negociaciones de los convenios colectivos durante cuya tramitación se hagan huelgas ¡legales.

El desequilibrio entre las posiciones emplesarial y obrera es manifiesto, máxime cuando los trabajadores siguen careciendo de libertad sindical. No creo que los: empresarios hayan pretendido una, normativa como la que el Gobierno acaba de dictar, pues con su habitual realismo, saben que las normas legales sólo sirven para algo cuando se apoyan en la realidad. Pero como el decreto-ley está vigente, y eso sí que es una realidad, habrá que esperar unos meses para ver si de verdad los convenios colectivos van a ser tratados de paz o campos de batalla.

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