Perspectivas de una "cumbre" de la OTAN tras la conferencia económica occidental

La cumbre económica occidental, que reunirá en Londres, el 7 y 8 de mayo, a los jefes de Estado o de Gobierno de Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania Federal, Francia, Gran Bretaña e Italia, podría ser seguida de una cumbre atlántica de los jefes de los quince países miembros de la OTAN.

Consultados por EL PAIS, medios oficiales de la OTAN en Bruselas declaran, sin embargo, que no es seguro que haya reunión en la cumbre durante el consejo atlántico de primavera, previsto para el 10 y 11 de mayo, en Londres.Las dificultades serían de orden político y surgirían de las diferencias existentes entre los miembros de la CEE para obtener una representación comunitaria en la reunión económica. Francia hizo saber el martes en Bruselas, por medio de su ministro de Relaciones Exteriores, Louis de Guiringaud, que no creía necesario que la CEE esté representada en la conferencia económica de Londres.

París conserva ciertas pretensiones de gran potencia y quiere reservar las cumbres económicas a representaciones nacionales, como ocurrió en noviembre de 1975, en Rambouillet, y en junio del año pasado en Puerto Rico.

Del compromiso que se logre, a nivel de los nueve de la CEE, para representar o no a las Comunidades Europeas en la cumbre económica, dependerá, en gran medida, la posibilidad de una cumbre de la OTAN. Teniendo en cuenta la situación de todos los países de la CEE (excepto Irlanda) en cuanto a su pertenencia simultánea al Mercado Común y a la OTAN, es difícil que unos jefes de Gobierno excluidos de la reunión económica al más alto nivel acudan a la cita londinense, dos días más tarde, para deliberar exclusivamente de asuntos políticos y militares.

La cumbre atlántica estará sujeta, también, en última instancia, a la importancia que conceda Jimmy Carter a las consultas con sus aliados, y, sobre todo, a la idea de adoptar una postura conjunta occidental ante la segunda etapa de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), prevista para mediados de junio, en Belgrado.

La cita atlántica en Londres encuentra, por otra parte, la tradicional oposición de Francia. Valery Giscard d'Estaing ha anunciado ya que no participará.

Los franceses quieren guardar su independencia teórica respecto de una OTAN en la que no colaboran, oficialmente, en su comité militar, pero sí en sus reuniones políticas. Francia no desea institucionalizar las cumbres de la OTAN, que podrían suponer, en su opinión, una presión de Estados Unidos en los asuntos europeos. París, sin embargo, no ofrece otras alternativas europeas. Al contrario, procura contrarrestarlas con sus veleidades de gran potencia.

Si finalmente la reunión de la OTAN llega a celebrarse, puede ser un buen foro de discusiones entre europeos y norteamericanos. No faltarán temas. La política de Carter ante los disidentes del Este, los problemas nucleares y la puesta en marcha de un costoso sistema de control aéreo en la OTAN (Plan AWACS) figuran, hoy por hoy, en el orden del día de las divergencias USA-Europa en materia de defensa.