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El referéndum sobre Escocia y Gales será sólo consultivo

Juan Cruz

El Gobierno británico ha conseguido que sus propósitos de llevar a cabo un referéndum «consultivo» para la descentralización de Escocia y Gales, recibieran respaldo masivo del Parlamento. En la madrugada de ayer, tras varias horas de debate, el proyecto fue sometido a votación en los Comunes y resultó aprobado por 231 votos contra sólo veinticuatro en contra. Pero la decisión del Gobierno laborista de considerar «meramiente consultivo» el referéndum ha indignado, sobre todo, a los nacionalistas de la última de las dos regiones.

En principio, el referéndum para ratificar la ley Autonomista iba a tener carácter vinculante. Para diputados de los dos principales partidos británicos, esa circunstancia hubiera dismirtuido la autoridad del Parlamento, cuya opinión sobre tan crucial cambio constitucional hubiera resultado insignificante.Una prueba de que el Gobierno atendió a las presiones de ambos sectores de la Cámara apatrece, según dijo el presidente del principal partido nacionalista galés, en el regocijo que tanto laboristas como conservadores han mostrado ante el anuncio del carácter del futuro referéndum, hecho por el vicelíder laborista Michael Foot.

Para los nacionalistas, el tema de la devolución, que ellos consideran como un primer paso para iniciar un proceso parlamentario independentista, se está convirtiendo «en un juego entre partidos».

Sin embargo, Michael Foot ha explicado que la decisión de retirarle la última palabra a los pueblos de Escocia y Gales sobre el referéndum lo único que haría es preservar la autoridad del Parlamento. «Yo no creo -dijo- que una vez coriocida la opinión de los habitantes de ambas regiones, los diputados voten en los Comunes en contra de tal deseo popular. »

Lo que ha querido evitar Foot es que se le acuse a él, que es uno de los parlamentarios más distinguidos del Reino Unido, de obviar las responsabilidades constitucionales del Parlamento, del que él es actualmente líder.

La actitud concilíato ría de Foot respecto de lo que venía siendo crítica común entre los representantes conservadores responde: también al deseo del Gobierno de mantener una cierta armonía parlamentaria, no sólo con sus operientes, sino con sus propios seguidores tradicionales.

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Durante estas últimas 48 horas, el grupo parlamentario laborista se ha reunido para elaborar una estrategia que refuerce la posición del Gobierno en el Parlamento, y el ejecutivo del partido, de fuerte tendencia izquierdista, se ha reunido con miembros del Gabinete para dar comienzo a una época de más estrecha colaboración entre el partido y el Gobierno, con el propósito de alejar el fantasma de las elecciones generales o de enfren tarse a ellas con un mayor sentimiento de unidad.

La tregua, de todos modos, ha tenido un comienzo difícil, porque ya se registró una pretensión de la izquierda que ha sido derrocada por los miembros más moderados de grupos parlamentarios laboristas. La izquierda quería que fueran los delegados de todas las provincias británicas los que eligieran al líder del partido, y no, como hasta ahora, los diputados. El cambio del sistema daría la victoria en una futura elección, a un representante izquierdista, que podría ser Anthony Benn, el ministro de Energía. La composición del actual grupo parlamentario, que seguirá efigiendo al líder, es fundamentalmente centrista, lo que garantiza que cuando Callaghan deje su puesto actual será sucedido por un hombre de su misma orientación política.

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