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España careció de orden y de fuerza

El partido con Irlanda no sirvió para casi nada. Aunque se quieran buscar disculpas -el campo en malas condiciones, como razón principal, eso era lo esperado- la realidad es que España sólo dio sensación de equipo en algunos momentos de la primera mitad. Después no tuvo fuerza ni orden para ganar claramente a un rival mediocre y verde como las camisetas que luce. El segundo tiempo fue de auténtica pesadilla, y el desbarajuste en las líneas españolas llegó a límites intolerables. A falta de cinco minutos, una de las desastrosas aplicaciones de la táctica del fuera de juego estuvo a punto de costar el empate. El tiro de Givens dio, en el larguero. El partido se ganó con una única y rápida (Pirri-Capón-Satrústegui) jugada de contraataque. Pero en el segundo tiempo España tiró una sola vez a la portería contraria. Sintomático.La verdad es que Kubala debe trabajar mucho más con el equipo que se enfrente a Rumania, porque sí no el panorama se presenta muy sombrío. El Landlwod Road fue ayer un escenario ideal para formar la máquina, y los engranajes fallaron. De acuerdo en que este fútbol de estilo inglés es muy molesto pero tampoco es disculpa.

Irlanda jugó toda la primera parte con un 4.74-2 y dejó delante solamente a Stapleton -del que se ocupaba Camacho- y Givens -al que atendía Cortabarría- De entrada ya había un error español, pues si Pirri quedaba de hombre libre también se retrasaba Migueli. Los cuatro hombres eran demasiados, y si Heighway se adelantaba por la izquierda, también bajaba Capón. Precisamente de un avance suyo, no perseguido por el delantero del Liverpool, vino el gol solitario. Pero ¿dónde estaban los hombres españoles del centro del campo? No se necesitaron en esos momentos porque Brady, el motor irlandés, tardó en calentarse. Menos mal. Pero después Villar no pudo casi nunca con él, y ni Asensi ni Rojo organizaron nada. El panorama no era halagüeño, desde luego.

En la delantera, Quini estuvo, pero no jugó, y únicamente cumplió Satrústegui, aparte de marcar un gol magnífico en el que, eso sí, el portero Kearns demostró por qué juega en Tercera División.. Fue un portero a tono con la primera parte de una defensa irlandesa que se mostró muy vulnerable, y ahí estuvo el eterno y gran pecado de nuestra selección. No merece la pena ni repetirlo, porque parece ser el pan nuestro de cada encuentro, sea amistoso o no lo sea. España pudo haber marcado más goles, simplemente por su superior técnica individual. Pero el agarrotamiento tradicional llegó, y en la segunda parte, con el campo lógicamente en peores condiciones, la fuerza irlandesa y su 4-3-3, pues Heighway ya fue un fijo extremo izquierdo, acabó por descontrola a un equipo sin esquema dejuego.

La sustitución de Quini por -ldígoras salió mal, porque el do nostiarra no hizo tampoco nada Marañón, con mejor disparo, hubiese servido más. Olmo, en cambio, que salió por Cortabarría,jugó bien y`se afianzó incluso cuando Ramos sustituyó a Pirri. Capón pasó al lado izquierdo, y los tres barcelonistas -con Migueli- enderezaron a veces de cualquier manera una defensa de cinco hombres -también quedaba Camacho-, pero que seguía sin tener apoyo en el centro del campo para iniciar ningún juego. Brady se bastaba con Heighway para llevar el balón al área española.

La única seguridad plena de esta selección pseudoprobada, -salvo en un saque errado- la dio justamente Miguel Angel. En el minuto cuarenta. de la primera parte hizo una estupenda parada a remate de cabeza de Stapleton, tras centro de O'Brien. Fue la réplica al gol español. Diferencias individuales, nuevamente. Quizá por eso resultó más indignante que un equipo tan primario, como el irlandés acabara encerrando a España en su área y obligándola a pasar unos apuros. insospechados.

El colmo fue la falta de preparación para practicar la táctica del fuera de juego al estilo Barcelona y que pudo costar el empate. Realmente sólo hubiese importado para la estadística, porque el 0-1 tampoco da ninguna gloria a un desorganizado equipo español.

Desde luego, si Kubala no cuenta con más tiempo para,preparar a los que jueguen contra Rumania, ni el próximo partido de Vigo con Hungría ni las ganas que, al parecer, tienen los jugadores de venir a la selección pondrán el orden preciso. Nuevamente está en candelero la improvisación española. ¿Hasta cuándo? Los clubs y sus intereses lo, dirán Pero tal y como están las cosas, nunca, claro.

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