Kenneth Davies,
sargento de la policía londinense, de 53 años, puede heredar más de veintisiete millones de pesetas, de Violet Salmón, viuda de militar y treinta años más vieja. La viuda, que tomaba el té frecuentemente con el policía, se enamoró de él. Su amistad duró tres años. La única dificultad está en que un primo lejano y varias instituciones de caridad, beneficiarias de un testamento anterior, intentan impugnar el que deja a Davies como heredero universal.
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