El sufragio desigual

LAS PROXIMAS elecciones al Congreso y al Senado van a realizarse bajo el signo del sufragio universal, directo y secreto pero desigual. Porque el voto de cada ciudadano no va a tener la misma fuerza y el mismo peso; como consecuencia de las negociaciones del Gobierno con los procuradores de las moribundas Cortes y con la neofranquista Alianza Popular, su mayor o menor eficacia dependerá de su lugar de residencia y empadronamiento.Esta situación discriminatoria es escandalosamente cierta para las elecciones al Senado. Según la ley de Reforma, ese alto cuerpo estará formado por cuatro senadores por cada una de las cincuenta provincias, uno mas por cada provincia insular, dos por Ceuta y dos por Melilla. De esta forma, una organización administrativa, inspirada en el modelo francés y definitivamente establecida a mediados del siglo XIX, aparece como sujeto de representación en lugar de sus habitantes. Algunas cifras pueden poner de relieve esa escandalosa desigualdad. Tomado como base el censo electoral del Referéndum de 15 de diciembre. vemos que 73.338 sorianos tendrán en el Senado los mismos cuatro representantes que los 2.858.932 barceloneses-, esto es, una diferencia de 39 a uno. De esta formaa, cada senador soriano represcritará la voluntad de 18.334 de sus palsanos, Y si es melillense a 12.270, mientras que cada senador barcelonés tendrá el mandato de 714.733 habitantes de su provincia, y si es madrileño de 653.100.

Dadas las competencias colegisladoras del Senado, lit infra-representación de la España urbaria e industrial tendrá importantes consecuencias políticas. Máxime si se tiene en cuenta que la masiva emigración desde las zonas rurales a las grandes capitales o a Europa implica el alejamiento de buena parte de las nuevas generaciones. Ni que decir tiene que este macanismo de¡ sufragio desigual no es fruto de errores técnicos ni de un rebrote de la vieja consigna «¡Arriba el campo! » sino una meditada decisión política. Se trata, simplemente, de acumular a los futuros senadores allí donde los partidos de oposición tienen menos bases, por causas sociológicas cuya explicación sería demasiado larga, y los neofranquistas mayores facilidades de movimiento para la propaganda manipulada y el caciquismo.

En la discusión sobre la ley electoral iniciada entre el Gobierno y la «Comisión de los nueve» varios son los puntos a tratar: legalización de todos los partidos; celebración de una segunda vuelta en las elecciones para el senado (para tratar de paliar el «todo o nada» que el sistema mayoritario implica; mínimos de votos para que un partido esté representado en el Congreso, competencia de las Juntas electorales; utilización de los medios de comunicación, etcetera. En otra ocasión nos ocuparemos de estas cuestiones. Porque, aún siendo importantes, todavía mayor trascendencia reviste la. tentativa de extencler el principio del sufragio desigual tarribiéna las elecciones para el Congreso.

Tras la polémica sobre los diputados que como mínimo deben representar a cada provincia se esconde, ni más ni menós, que el inten to de conseguir nuevas ventajas para el neofranquismo. El primitivo proyecto de distribuir proporcionalmente los votos de los 22.644.290 electores va a ser «corregido» para, de nuevo, primar a las provincias menos pobladas. No queremos aburrir con una abigarrada exposición de cifras. Baste con recordar que, tomando como base el censo del Referéndum, cada uno de los 350 diputados representaría a 64.690 electores. Los famosos correctivos pueden causar estragos de diversa magnitud según el criterio que triunfe, pero todos tendrán en común acentuar la desigualdad del sufragio. Si, como un portavoz de Alianza Popular ha llegado a sostener, el mínimo de diputados por provincia fuera cinco, los diputados soria.nos tendrían el mínimo respaldo de 14.660 convecinos; y si el Gobierno impone su criterio de tres diputados por provincia, la cifra se elevaría sólo a 24.446. Naturalmente, todos esos votos eje más para las zonas rurales, serían restados a las zonas urbanas. Y en la configuración del Congreso, los 250 diputados creados.por los «correctivos» de Alianza Popular, o los 150 por los del Gobierno, dejarían sólo libres cien o doscientos escaños, respectivamente, a la proporcionalidad