El Cádiz borró a un Getafe conservador
El Getafe, que mereció marcar algún gol, no tuvo opciones ante un Cádiz en racha de juego y de inspiración y, sobre todo, pletórico de fuerzas. El partido se disputó en un terreno en el que había zonas impracticables para el juego. La potencia física de los jugadores era, pues, esencial.El Getafe planteó un encuentro con una táctica conservadora. Acumuló José Antonio Segura hombres en el centro del campo en detrimento de una delantera que sólo encuadraba a dos jugadores: Nárriz y Salazar. El Cádiz, sin embargo. dispuso un sistema totalmente ofensivo. Dominado el centro del campo, los hombres en punta fueron surtidos continuamente de balones. El estado del terreno de juego y la tromba de fútbol descargada por los gaditanos provocaron en algún momento que.apareciese la violencia en el campo. fruto de la cual el árbitro se vio obligado a mostrar ocho tarjetas amarillas.
En la segunda mitad el juego del Cádiz se hizo aún más incisivo. Con el segundo gol, logrado por Ortega, su fútbol se vio adornado con la vistosidad que lleva consigo el saber el encuentro encarrilado. Los contraataques del Getafe, peligrosos no obstante en esta mitad, no movieron el marcador. Nárriz y Salazar perdieron claras oportunidades: pero Santamaría no desentonó en inspiración con el resto de sus compañeros. En los últimos minutos del partido el Cádiz pudo incluso conseguir algún gol más.
El encuentro, en líneas generales. se disputó bajo el signo de la entrega total. Fue una lucha continuada por parte de ambos equipos. En esas condiciones, el que tuvo la chispa ingeniosa de fútbol resultó el vencedor. El Cádiz ni siquiera echó en falta la ausencia de tres puntales en su formación: Urruchurtu, Cuiñas y Blanco.
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