El secuestro, «negocio» próspero en Italia
A pesar de los riesgos, el secuestro sigue siendo un buen «negocio» en Italia. En el año que concluye, la «anónima secuestros» —así se llama popularmente a las bandas que se dedican a este tipo de delitos— recaudaron unos 59 millones de dólares (más de 4.000 millones de pesetas).
Antonio Fabbrocini, banquero y miembro de una influyente familia napolitana, ha sido el último que a sus 78 años, ha conocido la tragedia del secuestro. Siete días de cautiverio ha pasado en poder de sus secuestradores, antes de que sus familiares abonasen mil millones de liras (unos ochenta millones de pesetas), exigidos por su liberación.
Aunque el número de secuestros disminuyó en los últimos doce meses en un 30% respecto a 1975 (65 casos), la historia de 1976 ofrece un total de 45 personas secuestradas.
De estas cifras, penalistas y policías sacan dos conclusiones. La primera, que el secuestro de personas resulta relativamente fácil, sin excesivos riesgos y ofrece la promesa de beneficios abundantes seguros.
La segunda conclusión es que ante la creciente represión policial y prevención de las víctimas potenciales de una parte, y la decidida postura de los jueces en bloquear los fondos destinados al pago de rescates, de otra, ha hecho bajar el volumen de negocios, que, en 1975, totalizó 70.600.000 dólares.
El comportamiento de los jueces milaneses, los más resueltos a la hora de congelar las cuentas bancarias de los familiares de las víctimas, ha sido en efecto determinante en la actividad de la «Anónima Secuestro» en el norte de Italia.
Pero, en cambio. El sur de la península y de las islas de Sicilia y Cerdeña continúan siendo terreno propicio para esta actividad delictiva
Calabria, en el extremo meridional del país continúa en cabeza, por regiones de la clasificación de secuestros, con once en los últimos doce meses y cuatro más entre los registrados el año último. Lombardia, con nueve, mantiene el segundo puesto, pero con una disminución cercana al 40%
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