Comienza el traslado de la sede de Presidencia al palacio de la Moncloa
Durante la mañana de ayer comenzó el traslado de la sede de Presidencia del Gobierno desde el palacete de Castellana, 3, hacia el palacio de la Moncloa, en el recinto de la Ciudad Universitaria madrileña. La primera etapa del traslado consistió en el transporte e instalación del gabinete técnico del presidente, con documentación, material de archivo y útiles de oficina
En fechas próximas, Adolfo Suárez y su familia se alojarán en el palacio, donde se han realizado obras de adecuación para sus futuros inquilinos. Mediante una operación gradual se pretende llevar a la Moncloa todas las secciones de Presidencia e incluso la sede del Ministerio de la Presidencia, así como la vicepresidencia para Asuntos de la Defensa. Estos dos departamentos quedarían instalados en un edificio perteneciente al Instituto de Investigaciones Agronómicas, contiguo al palacio. Además, en otro inmueble hasta ahora asignado al Instituto de Semillas Selectas, se dispondría la ubicación de las subsecretarías presidenciales.Si bien el próximo Consejo de Ministros -según fuentes solventes- todavía se realizará en la actual sede de Presidencia, Castellana, 3, se espera que los próximos comiencen a celebrarse ya en el nuevo recinto.
Con relación a este traslado, la comisión preparatoria para la creación de la Asociación Nacional de Defensa del Patrimonio Histórico-Artístico, emitió recientemente una nota en la cual se pone de relieve cierto grado de controversia derivado del carácter de museo que el palacio de la Moncloa posee. Según el texto del comunicado. el recinto pertenece al Patrimonio Nacional y, como tal, queda adscrito al uso y servicio del Jefe del Estado: ello no impide «aquel otro objetivo de conservación, exhibición y difusión de bienes histórico-artísticos -según explicita la nota- por hallarse estos bienes bajo el régimen de museos».
En otro de los apartados del comunicado se alude a las dificultades derivadas de la prioridad otorgada a las funciones político-representativas de éste y otros conjuntos, frente al aspecto exhibitorio y, cultural que podrían ofrecer a los visitantes. También se refiere que el traslado de sedes políticas a este tipo de conjuntos históricos no satisface el uso funcional de las tareas que su conversión comporta. La nota concluye con una alusión a las sedes de las legaciones diplomáticas en Berlín y Lisboa, así como con una invitación a la reflexión «sobre la inoportunidad de convertir los museos en oficinas o viceversa».
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