Alberto Iniesta,
que antes de obispo auxiliar de Madrid fue aprendiz de sastre, botones de oficina y periodista de un pequeño diario provinciano, ha contestado a la pregunta de qué le pediría a la Iglesia española en 1977: «Aprender a situarse, dentro de la nueva sociedad española, pluralista y desconfesionalizada, en el papel que le corresponde, a la vez discreto e importante. Que la Iglesia sepa evitar simultáneamente dos tentaciones: la de un nuevo matrimonio con el poder y la de una vuelta a la sacristía». Le pregunta la «revista de vida cristiana» Yelda, que dirigida por Rafael Plaza, está conquistando progresivamente el favor de los nuevos cristianos españoles, especialmente de los jóvenes.
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