China Popular no entrará en el COI mientras esté Taiwan/ y 3
La situación actual de China Popular en el concierto deportivo internacional es realmente curiosa, y a la vez triste. Tras un aislamiento total en los momentos de su revolución cultura¡ y un abandono previo de¡ movimiento olímpico, quiere cada día más establecer nuevamente los contactos con otros países. En escasos deportes ha seguido en el tren general. Sin embargo, los condicionamientos para una integración normal en el COI y su futura participación en los Juegos Olímpicos, dependen de que Taiwan quede totalmente marginada. Mientras la isla nacionalista admite el caminar juntos, China Popular, que la considera una provincia de¡ continente, predica sin cesar la incompatibilidad. La revolución y su proceso deportivo, con el que hoy concluimos, no admite separaciones.
Los colonialismos y las guerras sucesivas habían dejado famélica a la nación y el deporte empezaba con la revolución a ser utilizado para regenerarlo. La idea base residía en que después de haber contribuido a dar a la población dignidad y buen humor, la robustez del deporte ayudaría a su equilibrio intelectual, reforzando así la capacidad de defensa del país.
Tres fases
Desde la revolución de 1949 el deporte chino ha pasado por tres fases. La primera, que se extendió hasta 1966, correspondió al adecuamiento de las estructuras clásicas al servicio de un fin específico. Cualquier acción, incluida la deportiva, era un acto político. Todo lo que no promovía el nuevo ideal político no tenía sentido. Ni Chih-Chin, el primer recordman mundial chino, que batió la plusmarca de Valery Brumel en salto de altura con 2.29 metros, puede ser un vivo ejemplo de todo ello. Tras fracasar en los Juegos de Ganefo de 1963 en Yakarta -una especie de juegos contra-olímpicos o revolucionarios, que agruparon dos veces en los años sesenta, también en 1966 en Pnom-Penh a países de la órbitra prochina. pero que terminaron por la amenaza de sanciones del COI- se hizo un firme propósito. Sólo había conseguido dos metros cuando su marca personal era ya de 2,17. La principal razón de su mala marca había sido la infame instalación. el enorme ruido del estadio y que su entrenador -ya chino, no soviético, como al principio- no estaba con él. De vuelta a Pekín releyó los pensamientos de Mao y se quedó con dos frases, una: acomoda tus propias leyes a las de la naturaleza. la otra, irás solo al combate, reencontrarás por tus propias fuerzas lo que has perdido y cumplirás tu papel.
Desde ese momento Ni-Chih-Chin se entrenó solo, bajo la lluvia, en saltómetros impracticables, con ruidos y todos los inconvenientes posibles. Incluso con el sol de frente, que le perjudicaba en especial por hacer uso de microlentillas. Al final, llegó a recordman mundial.
El segundo período fue de 1966 a 1970, justo en el tiempo de la revolución cultural. Entonces se reafirmó aún más el convencimiento chino de progresar en solitario. Se cerraron las fronteras para todo, a fin de tratar de solucionar los difíciles problemas internos. Durante tres años todos los deportistas de élite se dedicaron a la enseñanza del pueblo. De las competiciones para buscar un triunfo pasaron a las exhibiciones ante los campesinos o los obreros. Una vez finalizadas, las comentaban todos juntos, siempre bajo el prisma de los pensamientos de Mao. Indudablemente, aun con el empuje que todo esto supuso para el deporte de masa, lógico por la revolución, ahí se concretó el retraso de élíte por la falta de contactos internacionales. Precisamente el tercer período. a partir de 1970, quiere recuperar en la actualidad el terreno perdido. Incluso los últimos acontecimientos tras el fallecimiento de Mao confirman las prisas al salir a la luz acusaciones sobre defectos pasados. La prensa china añadió hace poco el deporte como otro de los apartados perjudicados por Chiang Ching, la viuda de Mao. junto a otros tres dirigentes del Partido Comunista.
China intervino por última vez en unos Juegos Olímpicos en Helsinki en 1952. En 1958 abandonó el COI. Su regreso al máximo organismo olímpico está condicionado según su tesis a la exclusión de Taiwan. a la que considera como una provincia del continente. En 1932 la sede del Comité Olímpico Chino estaba en Sanghai. Pasó después a Nankin y de ahí a Taiwan. En 1954, se formó otro en Pekín, que fue el retirado en 1958 a la vez que obligaba al abandono de casi todas las federaciones internacionales, salvo raras excepciones. Continuó siempre, por ejemplo, en tenis de mesa o en el patinaje sobre hielo, especialidades ambas no practicadas en Taiwan. Ahora, aunque para la reentrada en el COI se pide a China, como a cualquier país, su inscripción en cinco federaciones internacionales como mínimo, el problema no es éste, pues ya ha sido admitida en más, sino la incompatibilidad con Taiwan. Así pues, aunque en 1971 China Popular ingresó en la ONU, el COI se le resiste todavía. Taiwan está cada día más en precario y la decisión del Gobierno canadiense de no permitirle participar en Montreal como única representante de China volvió a poner de actualidad el problema, pues la Popular sigue totalmente fuera del olimpismo. Taiwan, quizá poniendo como ejemplo las dos Alemanias o las dos Coreas no pone ninguna pega a que existan los dos comités olímpicos nacionales en el seno del COI.
El único paso trascendente, dado en el tema a nivel deportivo, fue el del comité ejecutivo de la Federación de los Juegos Asiáticos, que el 18 de septiembre de 1973 excluyó a Formosa y permitió la participación de China Popular en los de 1974 de Teherán. En ellos, por cierto, aunque el deporte chino tuvo éxitos, se volvió a notar su retraso para una densidad humana tan impresionante. Por el contrario, en ninguno de los congresos o asambleas del COI se ha decidido aún nada al respecto. Sin duda, y pese a lo delicado del tema, la gran realidad es que resulta un tanto ridículo considerar por ahora a nivel oficial como único representante de China, un monstruo con más de ochocientos millones de habitantes, a una isla que apenas llega a los quince. Indudablemente el deporte mundial, una vez más por la política. ha perdido durante muchos años a uno de sus mejores hijos. El problema debería solucionarse cuanto antes. ¿Para Moscú en 1980? Si las relaciones chino-soviéticas no mejoran sería el colmo que tampoco por ello fuera posible.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.