La formación del espíritu nacional
Leo con asombro el artículo del día de hoy. en el que bajo el titular «De la formación del espíritu nacional, a la formación democrática», se lanzan las campanas al vuelo por la desaparición de la formación política del Estado totalitario.En esta cuestión. como en las más importantes de la reforma política. estamos asistiendo a una explosión de la terminología «democrática». Nos deslumbran con una continua procesión de palabras altisonantes y «superdemocráticas» que está originando una progresiva degradación del lenguaje democrático. Podría decirse que se está produciendo una especie de hurto meditado de este lenguaje por parte de los que no hace mucho veían en él la plasmación de todas las maldades. Por lo visto. después de la campaña del referéndum la oposición democrática de toda la vida va a tener que adjetivar la democracia para que pueda distinguirse de la que propugna el Gobierno. Nos veremos obligados a hablar de democracia auténtica de verdadera democracia. etcétera.Pero mientras esta terminología «democrática» se instala en el otrora «imperial» Boletín Oficial del Estado, en la sociedad española continúan en pie todos y cada uno de los instrumentos tangibles de la dictadura.
Parece poco serio sacar una «orden ministerial» estableciendo una «formación democrática». cuando no existe aún ninguna orden. ni ley que haya derogado la monopolización por la Secretaría General del Movimiento de las enseñanzas políticas. ¿Deberemos interpretar que serán los militantes del Partido Unico los que ahora nos van a enseñar democracia? No me extrañaría, pues también parece desprenderse de la reforma política. que serán los mismos grupos que gobernaron estos cuarenta años los que van a seguir haciéndolo con esta «democracia» sui generis.
Como licenciado en Ciencias Políticas. en paro. me parece especialmente indignante el hecho de que Secretaría General del Movimiento esté posibilitando que personal no titulado superior imparta clases en EGB y BUP. por el simple hecho de ser miembro del «partido único». vulnerando así la misma ley General de Educación.
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