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Escasos beneficios en el homenaje a Bienvenida

En el festival homenaje a Antonio Bienvenida se hizo una recaudación sustanciosa: 2.216.820 pesetas, a las que hay que sumar 264.184, importe de la carne de las reses, lo obtenido por los billetes del apartado, los honorarios de los médicos de la enfermería que hicieron cesión de los mismos para los fines del festival, y un donativo de 3.000 pesetas de los contratistas de caballos. En total, 2.501.104 pesetas de ingresos. Pero los gastos ascendieron a la desmesurada cifra de 2.075.495 pesetas, por lo que, el beneficio neto del festival se quedó en solo 425.608 pesetas. Lo más probable es que, con esta cantidad, no baya bastante para hacer el monumento a Bienvenida, con cuyo fin se organizó el festival.

La abultada cifra de gastos responde a capítulos heterogéneos, desde sindicato, publicidad, fluido eléctrico, personal plaza, servicios varios, etc., hasta impuestos, entre ellos el de la Junta de Menores, que asciende a cerca de 103.000 pesetas. Más el importe de las localidades que se reservaron los toreros, que van desde el lote valorado en 27.600 pesetas de un afamado espada, hasta el de 6.550 que pidió Diego Puerta, ponemos por casos opuestos. Y, por supuesto, la liquidación de gastos que presentó cada torero actuante, cuyo detalle (con independencia del capítulo de entradas dicho), es el siguiente: Alvaro Domecq, 80.607 pesetas; El Litri, 100.800; Manolo Vázquez, 89.500; Chamaco 78.180; Julio Aparicio 71.264; Diego Puerta, 62.880; Andrés Vázquez, 38.000; Pedro Somolinos 26.395. Hay notables diferencias, pues hubo torero que presentó factura de todo, hasta del desplazamiento efectuado para ver su novillo en la ganadería (16.000 pesetas), mientras otros se limitaron a reintegrar los gastos de cuadrilla.Las reses salieron a 100.000 pesetas cada una, excepto uno de los novillos de Los Campillones y el del Pizarrall, que obsequiaron sus respectivos propietarios. La Diputación Provincial no cobró el piso de plaza y la empresa de Madrid tuvo un comportamiento ejemplar, pues no regateó esfuerzos, incluidos los de organización, para que el festival fuera un éxito. Pero, pese a todo, la realidad es esta: una beneficio exiguo, cuando en taquilla había entrado buen dinero. Un festival puede acabar así, ya se ve cómo.

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