Horarios racionales
Nos permitimos dirigirnos a usted, a la vista de las declaraciones del señor ministro de Industria en la rueda de prensa celebrada el pasado día 14 de los corrientes y de las ordenanzas aparecidas posteriormente en toda la prensa española, en relación al tema de las restricciones de energía eléctrica.Como pertenecemos a la mayoría silenciosa y estamos cansadas de sufrir el peso de todos los problemas silenciosamente, nos atrevemos a expresar nuestra extrañeza en relación con puntos muy importantes que no hemos visto se tocaran en dicha rueda de prensa, ni en ningún periódico.
¿Cómo es posible que se siga consintiendo, en una ciudad como Madrid, horarios tan inhumanos que obligan a atravesar la ciudad cuatro veces al día a los que los sufren?
¿Cómo se consiente, además, que estos horarios supongan un gasto de energía eléctrica y de calefacción que van desde las 8.30 de la mañana hasta las 8.30 de la tarde (e incluso hasta más tarde), con un intervalo de casi tres horas gastando inútilmente ambas fuerzas de energía?
¿Cómo es posible que estos horarios se consientan, incluso por su inutilidad productiva, pues todos sabemos que no hace falta este exceso de horas de trabajo para que cualquier organismo funcione, siempre y cuando desde el jefe hasta el último empleado rindieran lo que deben?
También sabemos que estos horarios sólo se deben al exceso de altos cargos y falta de asistencia general de los dirigentes en las horas normales de trabajo y estas irregularidades las sufrimos quienes tenemos el horario de mañana y tarde, sin que muchas veces haya nada que hacer precisamente por falta de directrices.
Por favor, toda austeridad creemos poder aceptarla, si se diera el ejemplo de arriba a abajo y no pedirlo siempre al contrario.
Basta de pedir y no dar. Y que conste que estamos de acuerdo y que sus determinaciones nos parecen en la mayoría de los casos meritorias, teniendo en cuenta la intransigencia de los dos extremos. Pero que haga cumplir y exija austeridad desde arriba.
Proclamamos una jornada intensiva y continuada con la absoluta franqueza de rendir mucho más en el trabajo y, al mismo tiempo, evitar el derroche de energía eléctrica y de calefacción que con este absurdo horario se viene produciendo.
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