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Juicio contra cuatro policías por supuestos malos tratos

En unas circunstancias sin precedentes -presencia activa, pero no oficial de un centenar de policías y golpes contra un ahogado y otras personas-, se llevó a cabo en el Juzgado número 12 de Barcelona la vista oral del juicio por presuntas lesiones contra cinco funcionarios del Cuerpo General de Policía. La acción había sido iniciada de oficio por el propio magistrado, ahora juzgador y antes en funciones de guardia, Fernandio Nieto-Nafría.

Esta autoridad judicial dedujo de las declaraciones de dos detenidos -José María Gil y José Vicente Martínez, dirigentes de dos asociaciones de vecinos de Barcelona- la posibilidad de que se hubiesen producidos malos tratos, durante su permanencia en la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, acusados de pertenecer al grupo político Bandera Roja. Es de señalar que las diligencias entonces iniciadas finalizaron ya con un sobreseimiento por parte del juzgado de Orden Público, al no considerarse probada la existencia del delito de asociación ilícita.Mucho antes de la hora fijada para la vista, un centenar de personas, la mayoría policías de paisano, se encontraban frente a la puerta de entrada de las dependencias del citado juzgado. La llegada de los periodistas Francisco Cusí, de Mundo Diario, y Mercedes Rivas, de Diario 16, fue mal acogida y ambos fueron severamente empujados lejos de la puerta del juzgado. Mercedes Rivas fue curada posteriormente de contusión en el hipogastrio, con hemorragia en los órganos genitales.

Igual suerte corrió poco tiempo después el delegado de Associated Press para España y Portugal, John Wheeler, que fue empujado, y el corresponsal de EL PAIS. Por ello, ningún periodista pudo estar presente en el juicio. También fue impedida la presencia de algunos letrados que deseaban asistir a la vista oral.

La llegada del magistrado juzgador fue acogida con un gran abucheo, lo mismo sucedió con los ex detenidos, presuntamente lesionados, a quienes, además, los funcionarios gritaron al unísono y repetidamente asesinos.

Agresión a un abogado

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El incidente más grave se produjo cuando Regó, revestido de toga, el abogado de los ex detenidos, Marc Palmés. Este fue insultado y repetidamente agredido de obra -según pudieron presenciar varios testigos-, tanto con los puños como con una porra.

Palmés tuvo que ser ayudado por los dos únicos policías armados que se encontraban en el interior de las dependencias judiciales. En el forcejeo resultaron rotos los vidrios de la puerta de entrada del juzgado.

Por el contrario, la llegada de los policías acusados fue acogida con fuertes ovaciones. También fue aplaudido el comisario jefe de servicios, señor Izquierdo.

Los policías juzgados eran Atiliano del Valle Otero, José Antonio Álvarez Villar, Angel de la Cruz Giménez, Felipe Fraile Carrasco y Francisco Rodríguez Alvarez. Este último, como consecuencia de las declaraciones de los presuntos lesionados, no fue acusado formalmente, quedando pues, desde ahora, libre de toda culpa.

El juicio había sido suspendido en dos ocasiones, los días 30 de septiembre y 22 de. octubre. Así prosiguió a partir del momento de la última suspensión, con la declaración de uno de los lesionados, quien ratificó lo ya dicho en el sumario.

Las dos versiones

Según el sumario, los detenidos fueron sometidos a diversos tipos de golpes. Además, uno de ellos, dice el sumario, fue balanceado, estando esposado y colgado de una barra de hierro, a unos veinte centímetros del suelo. El forense apreció hematomas en sus cuerpos y dictaminó que habían sido causadas entre unas cuarenta y 46 horas antes del dictamen judicial. Los detenidos estuvieron confiados a la policía, según manifestó su abogado, las 72 horas que marca la ley como límite máximo.

En el sumario también se citan estacas o algo parecido y la colocación en posiciones forzadas, como apoyado con las manos en la pared y a una cierta distancia de la misma.

Los policías, por su parte, negaron que los detenidos hubiesen sido objeto de malos tratos. También se ratificaron en sus anteriores manifestaciones.

Durante la vista se produjeron incidentes. Prácticamente la totalidad del público eran policías, solamente unos quince, mientras que en el exterior de la sala también había otros tantos funcionarios. El juez ordenó, al producirse unos comentarios, que la pareja de policías armados de servicio expulsara de la sala a dos funcionarios del cuerpo general. Los policías armados obedecieron de inmediato al juez.

A continuación, el magistrado manifestó que si volvía a producirse alguna anomalía entre el público ordenaría la detención de los responsables, que serían llevados ante el juez de guardia.

En la parte final del juicio, el fiscal solicitó dos penas de cinco días de arresto menor para Atiliano del Valle, jefe del grupo que instruyó las diligencias policiales, y una sola pena de la misma duración para los otros tres policías encartados. También solicitó que cada uno de los cuatro policías pagase una indemnización de 500 pesetas diarias por cada día de duración de las lesiones.

El letrado Marc Palmés, por su parte, solicitó dos penas, de 20'días de arresto para Del Valle y una pena de 20 días para los tres policías restantes.

Finalizada la vista, volvieron a producirse incidentes. Los dos ex detenidos fueron perseguidos y severamente golpeados en plena calle, produciéndose escenas de difícil descripción. El abogado Mare Palmés pudo salir bajo protección de la Policía Armada y desaparecer rápidamente en un coche particular.

Durante la mañana, varios abogados se dirigieron al juez decano de los juzgados de Barcelona, haciéndole saber, que en su opinión, se estaba produciendo una alteración del orden dentro del Palacio de Justicia. Posteriormente, el decano del Colegio de Abogados de Barcelona, Miguel Casals, se refirió en términos de disconformidad al hecho que el juez decano no hubiese intervenido directamente, afirmando que esta autoridad judicial es la responsable del orden en, aquellas dependencias.

A últimas horas de la tarde, el citado decano manifestó también a EL PAIS que había sido detalladamente informado de los hechos y que ayer mismo obraría en consecuencia.

Asimismo, el letrado Palmés manifestó que hoy mismo denunciaría los hechos acaecidos ante el juzgado de guardia, tanto en lo referente a su persona como en lo concerniente a sus clientes.

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