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El nuevo presidente de Irlanda será elegido el 24 de noviembre

Juan Cruz

El nuevo presidente de la República de Irlanda será elegido el próximo 24 de noviembre por sufragio universal. La fecha fue anunciada ayer. El Gobierno no ha podido convencer al partido de la oposición, Fianna Fail, para que acepte un candidato común y evitar así una consulta popular. La oposición cree que la prueba electoral tiene que pasarse porque ése es el único medio de que el Gobierno observe la repercusión que ha tenido en el país la acción de uno de sus ministros, el de Defensa, que llamó al dimitido presidente O'Dalaigh «una vergonzosa desgracia».

Se cree que por parte de la coalición gubernamental, que integran laboristas y miembros del Fine Gael, se presentará a las elecciones el líder del partido laborista, Corish, que ocupa en el Gabinete el cargo de viceprimer ministro. El laborista es el partido menos numeroso de la coalición. Sus relaciones internacionales son muy buenas, y entre ellas destacan las que tiene con socialistas españoles y portugueses.La oposición, el Fianna Fail, piensa respaldar las candidaturas de Vivion de Valera y del senador Michael Yeats. De Valera, que es un parlamentario y además propietario de uno de los principales periódicos de Dublín, el Irish Press, tiene un mérito que cuenta mucho en la política irlandesa: es hijo de Eamon de Valera, el líder republicano que luchó por la independencia de su país y que en la última etapa de su vida fue presidente casi vitalicio del Eire. Si su candidatura se confirma, no sería extraño ver cómo otro De Valera llega a la más alta magistratura de la nación.

Resulta significativo que el Fine Gael no muestre deseos hasta el momento de nombrar a ninguno de sus miembros como candidato a la presidencia. Da la impresión de que el Gobierno actual quiere impedir en lo posible que esta consulta sea, como quiere el Fianna Fail, una prueba de confianza política.

De cualquier forma, resultará inevitable que en el contexto de la elección se manejen más argumentos políticos que meramente constitucionales, porque en la crisis actual los fundamentos son del primer orden. El presidente O'Dalaigh no dimitió por razones simples, sino a raíz de un desacuerdo con el Gabinete en Cuanto a las atribuciones de la institución principal de la República.

Mientras el Gobierno se apresuraba a poner en vigor ciertas leyes antiterroristas para combatir al IRA, O'Dalaigh las congeló y las envió al Tribunal Supremo para que éste las revisara constitucionalmente.

Esa pulcritud constitucional, a la que el Gabinete le quiso descubrir propósitos políticos, fue la madre de toda la crisis y es la que ahora va a poner a prueba, frente al electorado irlandés, a la Administración actual.

Un soldado muerto en el Ulster

Mientras en el sur se debate la crisis, en el norte sigue la violencia. Ayer un soldado murió en la ciudad de Armagh, cerca de la frontera con el Eire. De nuevo se le atribuye el atentado al IRA, que vuelve a la carga contra el ejército.En los medios políticos se piensa que si las demandas del IRA, de ver al ejército fuera del territorio, se cumplieran mientras no haya perspectivas de una solución pacífica, la guerra civil sería abierta, y quienes tendrían las de perder serían precisamente los católicos republicanos, menos numerosos y peor preparados que los unionistas protestantes.

Nuevo atentado

Un automóvil que contenía ochenta kilos de explosivos voló por los aires ocasionando la onda expansiva la destrucción del centro de la pequeña ciudad de Keady, situada a unos ochenta kilómetros al sur de Belfast.Numerosas tiendas quedaron destruidas y otras muchas dañadas.

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