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Fraga volvió en Bilbao a sus tesis canovistas

«Los hombres públicos están obligados a dar cuenta de sus proyectos y después de dejar el cargo a mantener las posiciones y desvelar hasta qué punto cumplieron sus objetivos. En este sentido, yo me hago responsable de todas las palabras pronunciadas entonces.» Manuel Fraga Iribarne presentó así ayer en Bilbao el libro de Godsa sobre la reforma política y sus consideraciones personales acerca de Cánovas y Maeztu.

Dijo también que España se ha movido a bandazos a lo largo del último siglo y que ahí estaba, si no el calificativo de «la década ominosa», pero consideró inadmisible que pueda hablarse de los cuarenta últimos años de una pesadilla.

Extrañó a algunos el notable despliegue policial montado en torno al ex ministro. Un jeep de la Policía Armada custodiaba la puerta del hotel y policías de paisano siguen cada uno de sus movimientos. La presencia de los guardianes del orden fue todavía más ostentosa en los grandes almacenes, donde firmaba libros despreocupadamente mientras decenas de ojos seguían desde todos los ángulos cualquier movimiento en torno al señor Fraga.

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