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Reportaje:El polígono Aeropuerto de Sevilla/ 2

La especulación, determinante del desafuero urbanístico

El Plan General de la Comarca de Sevilla demuestra, contra las justificaciones de los promotores del polígono del aeropuerto de San Pablo, que la capacidad poblacional de la capital andaluza podría aumentarse en 663.000 habitantes más sin que fuese preciso construir 30.700 viviendas a 300 metros de las cabeceras de pista del aeropuerto de Sevilla. continúa hoy la exposición de las contradicciones que encierra este proyecto urbanístico.

Corre el mes de agosto de 1974, cuando entra en vigor el avance del PIan General de la Comarca de Sevilla, acogiéndose al articulo 23 de la antigua ley del Suelo, evitando, de esta forma, el período de información pública y la crítica consiguiente. Su aprobación, según este artículo, «sólo tendría efectos administrativos internos, preparatorios de la redacción de los planes y proyectos definitivos».Este avance del Plan General, desconocido por la opinión pública sevillana, recogía el polígono del Aeropuerto, aunque obligaba a realizar un plan general de todo su territorio previamente a la redacción de los planes parciales. A pesar de que algunos técnicos participaron conjuntamente en la confección del avance del Plan Comarcal y del estudio del polígono Aeropuerto y que el órgano gestor del planeamiento es el Instituto Nacional de Urbanización, que, como parte de la Administración, queda obligado a su cumplimiento «con efectos administrativos internos», se decidió prescindir de hacer el plan general del polígono, y los días 29 de julio y 1 de agosto de 1975 se someten a información pública los planes parciales, 1, 2, 3 y 4 sobre la totalidad de la delimitación territorial. El Colegio de Arquitectos, presentó, entonces, 160 folios de alegaciones. Este es el resumen de los aspectos más importantes:

Se prevén en el conjunto de los cuatro planes, 30.700 viviendas capaces para acoger 122.400 habitantes, lo que supone el 20,9% de la población actual del término municipal de Sevilla. O, lo que es lo mismo, edificar una ciudad ligeramente superior a Huelva, arriñonada a Sevilla y en contacto con los riesgos y molestias derivados del aeropuerto de San Pablo. Esta «nueva ciudad» tiene dimensión poblacional superior a la mayoría de las construidas en otros países urbanísticamente más avanzados y que suelen situar a varios kilómetros de los centros urbanos existentes, dotadas de puestos de trabajo para sus habitantes y equipamiento colectivo de tal forma que hagan innecesarios los desplazamientos al centro metropolitano.

Así, la escasa distancia a Sevilla del polígono Aeropuerto, y sus insuficientes puestos de empleo lo caracterizan, pues, como una ciudad-dormitorio parasitaria y dependiente de Sevilla a la que congestiona aún más en vez de configurarse como unidad autónoma autosuficiente.

Por otra parte, la carencia del plan general ya comentada hace que en la actuación se dejen sin resolver, y ni siquiera plantear, problemas de tanta trascendencia como la relación del polígono con Sevilla en cuanto a transporte público y, privado, previsiones de un crecimiento equilibrado con respecto al de la ciudad y producción y gestión de los equipamientos colectivos necesarios para el desarrollo de la vida urbana. Falta de equipamientos colectivos, problemas de transportes públicos y privados, que se vendrían a unir a los ya existentes en el actual casco urbano de la ciudad. Es evidente, pues, que estas grandes deficiencias de planeamiento se unen a la clara inoportunidad de promover actualmente este polígono.

Hay que tener en cuenta que el Plan General de Sevilla estará en vigor hasta el 29 de diciembre de 1977, pero la ley de Reforma de la Ley del Suelo, exige su revisión en un plazo de cuatro años a partir de mayo de 1975. Es decir, el Plan General debería estar revisándose ya, por lo cual una actuación como la del polígono Aeropuerto, hipoteca gravemente su actualización mediante una política de hechos consumados.

¿No hay suelo urbano?

Por otra parte, la afirmación de que dentro de los límites del Plan General no existe suelo edificable es totalmente falsa. Como ya se demostró con el proyecto de Ja Corta de la Cartuja, la capacidad poblacional del Plan se cifraba en 1.025.977 habitantes, aumentados hasta 1.253.191 a través de los aumentos que se han llevado a cabo al redactar los planes parciales. En la actualidad, existen en Sevilla 590.000 habitantes, según datos de 1975, por lo que hay capacidad aún para 663.000 habitantes más. Si se observan los índices de crecimiento de la población sevillana, el suelo urbano de la ciudad no se agotaría hasta muy entrado el siglo XXI. Y todas estas consideraciones, no solamente en solares con edificaciones deficientes que no agotan el volumen previsto del Plan, sino en extensas zonas de la ciudad totalmente libres, como son gran parte del polígono Norte, Plan de Pino Montano y zona de Guadaira. Dicho de otra forma: el problema de Sevilla, a pesar de la dialéctica empleada por la Administración, no es de escasez de suelo, sino de exceso de especulación sobre el existente, y contra cuya realidad no se arbitran medidas, como sería lo lógico por parte de la Administración, que palien el problema.

Lo que sí se ha arbitrado en los últimos quince años es una serie de medidas encaminadas a dividir parte de la demanda de viviendas en Sevilla hacia los pueblos de la primera corona periférica, muy especialmente hacia San Juan de Aznalfarache, Canvas, Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas, que incrementaron sus respectivas poblaciones de forma vertiginosa.

En otro orden de cosas, ya en las alegaciones presentadas por el COAAOB a la delimitación del citado poligono, se mencionaba el carácter insalubre de la zona, debido a su proximidad con los sectores industriales del Polo de Desarrollo, especialmente con los poligonos: Calonge, Carretera Amarilla, Negrilla, Palmete y Subsistencias, «fundamentalmente al sur y poniente de donde proceden los vientos dominantes de Sevilla».

El suelo urbano que se construye se verá, por tanto, invadido por humos, polvo, ruidos y olores procedentes de las zonas industriales citadas. Pese a todo ello, el agente contaminante más importante de la zona será sin lugar a dudas el aeropuerto de San Pablo.

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