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La Democracia Cristiana recuperó su capacidad electoral

No hubo pasión. La «grosse maschine» electoral funcionó a pleno rendimiento, con una exactitud precisa y desoladora. Los indecisos favorecieron a la derecha. Pero el revolcón socialdemócrata no parece haber sumido al canciller Schmidt en la desesperación. Este avezado piloto de la crisis se encuentra ahora, dijo ayer en la madrugada, en su elemento.

Después, el gran show de la televisión. Declaraciones al hilo de la victoria. Porque, naturalmente, nadie perdió el domingo en las elecciones alemanas. Los cristianodemócratas han recuperado sus votaciones de la mejor época, cuando herr Adenauer era el patrón. Los liberales siguen manteniendo la vitola de amables y moderados componedores, bajo la égida del señor Genscher. En cuanto a los socialdemócratas, «lo importante -Brandt dixit- es que la coalición se mantiene». Schmidt, de nuevo displicente, prepara ahora la larga marcha a través de un Parlamento antagónico, donde sus huestes pueden ser minoría en cualquier momento.Ni los inverosímiles comunistas pro-soviéticos, ni los otrora vehementes neo nazis, llegaron a un 1 por 100. El país no está para aventuras. El país es conservador porque tiene mucho que conservar. El país no es ya entusiasta ni patriotero, porque ha descubierto en el bienestar una nueva forma de patriotismo.

El señor Strauss, esa fuerza de la naturaleza bávara, el «toro», deberá esperar una vez en los umbrales del poder a que otra coyuntura histórica facilite su destino. El señor Köhl, convertido en personaje por la fuerza de los votos puede diluirse en las sombras de Ia oposición parlamentaria. Le queda, al presidente democristiano, su land de Renania-Palatinado.

Todas las previsiones acertaron como era de esperar. El factor sorpresa no se produjo, y naturalmente el consumo de cerveza y aguardiente no fue espectacular. La victoria pírrica de los democristianos, la derrota estratégica de los socialdemócratas, impedían cualquier euforia.

Indiferencia

En las redacciones de los periódicos -que sacaron la primera edición apenas una hora después de haberse hecho públicos los resultados- se notaba una extraña y pesada indiferencia. Circunspectos periodistas preguntaban a unos líderes ajenos e impecables quién había ganado. Y eran las mismas palabras, las respuestas esperadas, la misma pronunciación, idéntico tono.El país podía dormir tranquilo, dijo algún locutor al despedirse, porque la ciudadanía había demostrado una vez más su madurez, su sentido de la responsabilidad. Así, las cosas irán adelante: se consolidará el sistema, aumentarán la producción y las inversiones, habrá trabajo para todos, los jubilados cobrarán puntualmente, los sex center funcionarán a pleno rendimiento, hasta es probable que algún día se legalice el aborto plenernente, o se simplifique el divorcio.

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No hubo pasión, ni euforia, ni sorpresa. El país amaneció tranquilizado. porque nunca pasa nada.

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