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Torrejón y Pegaso, con poco fútbol

Nuevamente predominó el triste espectáculo entre dos equipos madrileños. Torrejón y Pegaso dieron una soberana lección de deportividad, que no de juego, en los primeros cuarenta y cinco minutos de partido, pero la segunda parte empezó con caracteres totalmente opuestos, los nervios se desencadenaron y las agresiones hicieron acto de presencia, los más perjudicados fueron Lamana, con un pómulo abierto y dos puntos de sutura, aunque a decir verdad su choque con Salcedo nos pareció totalmente fortuito, por contra Arias se ganó con toda justicia su expulsión al agredir a Ramos en las mismas barbas del árbitro.En lo que a fútbol se refiere, poco se puede destacar. El Torrejón volvió a adolecer de escasez de recursos atacantes y como el Pegaso se encerraba muy bien en su parcela las oportunidades de hacer funcionar el marcador eran mínimas.

A pesar de que los de Félix Rodríguez se limitaron a defender el empate inicial, disfrutaron de la mejor ocasión de desnivelar la balanza a su favor en el minuto treinta y cinco, cuando De Diego tocó de cabeza y Morales se disponía a rematar a puerta vacía, pero Míngo llegó con el tiempo justo para ,desplazar al extremo y desviar a córner, sin que el árbitro se apercibiera del claro penalti.

En la segunda mitad todo fueron brusquedades, más originadas por el público que por los propios jugadores. Pues si en los choques de Salcedo y Lamana y propio Salcedo con Ramos hubo alguna intencionalidad, ésta estuvo muy bien disimulada, pero al prorrumpir los espectadores en insultos que merecían la tarjeta roja de expulsión para los que se llaman «respetables» e incluso en el lanzamiento de algunos objetos contundentes, los jugadores debieron pensar que algo había pasado que ellos no vieron y se consiguió perjudicar al propio equipo con la expulsión del lateral Arias que no supo tener el mínimo control exigible a un profesional.

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