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Triunfo y cogida grave de Moro

El tercer novillo se revolvía, para tirar gañafones. Tenía genio También nobleza, y embestía derecho al engaño con buen recorrido. El problema, por tanto, estaba en el remate del muletazo, que había que ejecutar con . mando, y no descuidarse. Luis Miguel Moro le dio tres series de naturales, de tres pases cada una, que fueron algo muy serio, tanto al detalle como en conjunto: la muestra. inequívoca de que aquí hay o puede haber torero.Al rematar la última serie se descuidó, o el novillo fue más rápi.do, y sufrió un derrote al fondillo, que no hizo carne aunque.rasgó la seda. Luis Miguel Moro, también es mala suerte, quedó con lás posaderas al aire y, naturalmente, así no podía. seguir..Un mozallón de Vitigudino no puede andar por ahí menos por un ruedo, mostrando sus verguenzas. Intentaron cubrírselas con esparadrapo, con un pañuelo, cowuna faja torera. Todo fue inútil. Pero pasaba el tiempo, hacía el minuto del aviso, y tuvo que volver a la pelea, más pendiente de esconder el trasero que de torear. El infortunado destape fue lo que más impresionó al público, el cual llegó a pedir la oreja en desagravio.

El domingo, con muy buena entrada, se lidiaron en Las Ventas Cinco novillos de Charco Blanco y un sobrero de Aleas (el quinto), para Pedro Somolinos, Antonio, Poveda y Luis Miguel Moro, de Vitigudino, debutante, cogido de gravedad

Moro. En el tercero, estocada caída (petición y dos vueltas).En el sexto estocada (oreja). Somolinos. Pinchazo bajo y estocada a toro arrancado, perdiendo la muleta. Estocada delantera a toro arrancado, rueda de peones y. dos descabellos (silencio en los dos). Poveda. Sin cuadrar, tres pinchazos y eñocada perdiendo la muleta. Pinchazo saliendo perseguido, estocada tendida y tres descabellos (pitós en ambos) Los novillos. Desiguales de presentación, cornicortos, feos, flojos y, escasos de bravura, aunque manejables, los de Charco Blanco. El sexto, en cambio, tuvo genio y cierto poder. El de Aleas, duro y manso, sustituyó a un inválido de Charco Blanco, que se devolvió al corral. Parte facultativa. Luis Miguel Moro sufre cornada de 10 centímetros en un muslo, que destroza músculos abductores y cuddriceps y llega a la cara anterior del fémur. Pronóstico grave.

Para las vueltas al ruedo, también se les pudo ocurrir antes, vistió un calzón de monosabio, y de esta guisa salió a tomarse el desquite de la mala suerte en el sexto. de la tarde. Al bregar el cárdeno novillo se lo llevó por delante, como un pelele, prendido en el pitón izquierdo. Luis Miguel Moro, sed de triunfo, valor sereno contrastado, no tuvo en cuenta el detalle: por el pitón izquierdo. Y en el último tercio, después -del tanteo, sé echó la muleta precisamente- a la izquierda. Hubo tres naturales de buentemple. Pero cuando quiso iniciar la segunda tanda, con el cite de largo, el novillo se le tiró encima, claramente al cuerpo, derecho y certero a pegar la cornada en el muslo. De la voltereta salió Moro visiblemente herido, apenas podía dar un paso. Minutos dramáticos, con, el público en pie, horrorizado por la desigualdad de la pelea. El diestro de Vitigudino reservó sus últimas fuerzas para perfilarse en corto y, de un eficaz volapié (quiza no bajó suficientemente la mano) fulminar a su enemigo. Segundos más tarde doblaba la res y al valiente torero lo trasladaban con urgencia a la enfermería.

Pedro Somolinos volvió a quedar a medio camino entre el estilo unas verónicas, unos derechazos, unos pases de lá firma y la incapacidad para superar el genio relativo de las,reses, que con alguna frecuencia le achuchaban y le desarmaban. Antonio Poveda estuvo fatal, tanto en el manso y reservón sobrero de Aleas, al que anduvo por la cara (quizá lo único que cabía aquellas circunstancias) como en el manejable de Charco Blanco, el cual le pegó una voltereta y le hizo, correr, sencillamente porque el espada no tenía en cuenta los terrenos, se descolocaba y no acertaba a correr la mano, siquiera fuese con mediano temple.

La novillada salió, desigual y fea de presentación, floja además en conjunto, poco brava. Pero salvo el sobrero, todas las reses resultaron. manejables, lo que no quiere decir, que se tratara de borregos. Somólinos y Poveda no las aprovecharon: una vez más, de tantas y tantas, en el ruedo de Las Ventas. Luis Miguel Moro, en cambio, se ha ganado la repetición, porqué cuanto hizo con, la muleta ha despertado el interés de los aficionados.

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