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Falta de infraestructura mínima en los pueblos

Unos ciento veintitrés millones de pesetas dedicará la Diputación Provincial para efectuar una serie de obras de infraestructura en varios pueblos de la zona norte de Madrid. En estas localidades, citadas más abajo, el problema fundamental no es ya el agua, que tienen en cantidad suficiente, sino la inexistencia o mala calidad de redes de abastecimiento, alcantarillado, pavimentación, etcétera.

Tampoco el paisaje es el mismo que en la «sierra pobre». Ahora es frecuente que junto a las casas viejas de los pueblos surjan pequeñas aglomeraciones de chalés, lo que también plantea sus inconvenientes. En Gargantilla de Lozoya, por ejemplo, el Ayuntamiento vendió una serie de terrenos municipales, donde se construyeron 70 viviendas unifamiliares. Ahora, estas viviendas piden agua y servicios y resulta que el pueblo apenas si tiene suficiente para sí mismo.De los diez pueblos visitados, sólo dos, Rascafría y Pinilla del Valle, tienen concedida una subvención para la redacción de su Plan General. Este es un aspecto que habría que cuidar, antes que empiecen a conocerse posibles irregularidades urbanísticas.

Las obras a realizar son más importantes. En Rascafria, la construcción de una presa supondrá once millones y medio de pesetas, el tratamiento y recogida de basuras, cuatro millones, y la ampliación de las redes del agua y alcantarillado, otros cuatro.

En Pinilla del Valle, se destinarán un total de 32 millones, de los que la Diputación aportará unos16, para pavimientaciones, agua, un paso para el ganado en carretera y la reforma de la Casa Consistorial.

En Garganta de los Montes se invertirán 30 millones, también en alcantarillado, depósito de presa y arreglo del edificio municipal.

En el resto de los pueblos, El Cuadrón, Canencia, Lozoya, Narvarredonda, San Mamés, y Alameda del Valle, se prevén obras por valor de 57 millones, fundamentalmente del mismo tipo que las anteriores.

Al tiempo que se anunciaban las obras a realizar ya con presupuesto asignado, se iba tomando nota de lo que falta por hacer. Destaca el tema de las escuelas y de la sanidad. En pocos pueblos hay escuelas propias, y lo normal es que los niños tengan que ira estudiar a un centro comarcal, al que se les traslada a diario en autobuses.

En cuanto a la asistencia sanitaria, sólo tres o, cuatro de ellos tenían médico permanente , los demás dependían de las visitas periódicas que les hacen de las localidades cercanas. Farmacias no había en ningún caso, y para conseguir una ambulancia hay que llamar a Madrid, o a un pueblo, como Buitrago, que tiene ya una cierta importancia.

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