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Comienza el juicio de los despedidos de Motor Ibérica

Ayer se inició en la Magistratura de Trabajo número 1 de Barcelona, el juicio por el despido de 67 trabajadores de la empresa Motor Ibérica. Dichos trabajadores fueron despedidos por la empresa a raíz del conflicto originado en sus tres factorías de Barcelona y que tuvo una duración de 96 días, así como una gran repercusión en los medios laborales. La sala donde se iba a desarrollar la vista se hallaba repleta de público, compuesto principalmente por obreros de algunas de las empresas más conflictivas del cinturón industrial barcelonés (Siemens, Seat, Pegaso, etcétera).Como dato importante hay que resaltar la presencia en la sala, como testigo citado por la defensa, de un líder sindicalista y miembro del secretariado de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho. El magistrado que presidía la sala, señor José Muñoz, solicitó la presencia de Camacho para prestar declaración hacia las 4 de la tarde. Marcelino Camacho expuso ante la sala su condición de sindicalista que había defendido siempre las reivindicaciones de la clase obrera así como su relación con CCOO y su antigua permanencia en la empresa Motor Ibérica. De Motor Ibérica dijo que «era una empresa regresiva, un bunker económico». «Los trabajadores -añadió Camacho- no queremos hundir a la empresa, puesto que somos nosotros, con nuestro trabajo, los que hemos creado su riqueza». Camacho terminó expresando ante el juez el convencimiento de que la readmisión de los 67 obreros despedidos no plantearía, al contrario de lo que argumentaba la empresa, problema alguno entre los trabajadores que se encontraban trabajando en las respectivas factorías de Motor Ibérica.

Mientras proseguía el juicio, Camacho se reunió con los periodistas en un pequeño despacho de abogados laboralistas cercano. La rueda de prensa estaba convocada por la Comisión Obrera Nacional de Cataluña y a ella asistieron en representación del organismo Pere Camps, Paco Frutos, Manuel Martínez y López Bulla. Refiriéndose al desarrollo del juicio, Camacho resaltó la correcta actitud del magistrado y se mostró optimista en cuanto al juicio, manifestando que las pruebas de la defensa eran concluyentes y era de esperar una solución favorable a los trabajadores despedidos. Marcelino Camacho había afirmado anteriormente al magistrado que «si los trabajadores despedidos no eran readmitidos hoy, lo tendrían que ser dentro de cuatro meses». Aclarando esta afirmación, el líder de CCOO expuso que su opinión era sostenible puesto que existían hoy en el país condiciones objetivas para que se diera una salida democrática en un plazo razonable de tiempo.

Sobre la existencia de una denominada «tendencia minoritaria» en el seno de CCOO, Camacho definió su criterio en el sentido de que había que iniciar un proceso, que culminaría en el Congreso de CCOO y en el que había que agrupar al máximo número de trabajadores dotándoles de un programa y de unos estatutos. «Vamos a salir a la libertad -dijo- con varias centrales sindicales. Sin embargo seguiremos trabajando para conseguir la unidad sindical».

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