_
_
_
_

La oposición pide la apertura de un proceso constituyente

Juan Cruz

«Ha llegado el momento de la verdad para Sudáfrica. Ya no hay manera de ponerle remedios a la situación. Hay que arrancar de raíz los motivos de los conflictos», elijo ayer en Londres el líder del United Party, Graaff, que dirige la oposición en el Parlamento sudafricano.Graaff se entrevistó el pasado martes con Vorster, el primer ministro. En esa ocasión le presentó al jefe del Gobierno una lista de condiciones que él cree que si se cumplen evitarían un derramamiento de sangre aún mayor que el que ya ha sufrido la comunidad negra de las ciudadelas de Sudáfrica.

Las propuestas son en definitiva las tradicionales. La oposición le pide a Vorsterque comience un período de «continuas consultas con los líderes negros, para establecer, según lo que éstos exigen, elecciones libres que den paso a un sistema de participación política de las dos razas».

Más información
Sudáfrica: el momento de la verdad

La oposición aboga por la puesta en marcha de un proceso constitucional que cambie la forma de gobierno presente y garantice no sólo los derechos de los negros, sino que también proteja por decisión electoral.

Mientras tanto, a los negros hay que darles libertad de eleccion del área en la que decidan vivir. Asimismo, hay que reconocer el derecho que tienen los ciudadanos de color a poseer tierras y casas.

Worster se niega a atender las proposiciones de la oposición. Sobre todo, el primer ministro considera que la concesión del voto a los ciudadanos negros «traería consecuencias dramáticas para la comunidad blanca sudafricana».

Mientras, la que de momento sufre el dramatismo de la situación es la gente de color.

Ayer anunció la policía que 33 negros habían muerto durante los disturbios de Port Elizabeth, cerca de Ciudad del Cabo. Entre Soweto, Alexandria, la propia Ciudad del Cabo y las últimas víctimas de las que acaban de dar cuenta la policía cerca de 400 personas han muerto en la República Sudafricana en algo más de un mes.

Lejos de darse cuenta de que ha llegado «el momento de la verdad», el Gobierno de Vorster parece dedicado a anular las razones que los manifestantes tienen para salir a la calle y enfrentarse con una policía brutal. Ayer, Krüger, el ministro de la Policía, dijo que los acontecimientos que han tenido lugar en estas últimas semanas difieren ligeramente de los que concluyeron hace quince años con la masacre de Sharpeville en el sentido de que entonces eran comunistas los que infiltraron a los «grupos de revoltosos». Ahora, afirma Krüger, los disturbios se organizan siguiendo el sistema del «Black Power» americano. En ambos casos, dice el ministro se trata de una subversión importada.

Para responder al grito de guerra de los negros que se siguen manifestando en sus ciudadelas y fuera de ellas, Krüger dijo: «Ellos gritan we shall overcome (venceremos), y los que de verdad vamos a gritar eso somos nosotros. Estamos dispuestos a conceder a los negros mejores viviendas, pero jamás cederemos ante sus demandas por alcanzar libertades políticas. Nunca les permitiremos formar una ideología. La nuestra es una lucha por el hombre blanco que no puede ser golpeado por esos manifestantes».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_