Fracasos y decepciones en la capital taurina del Maestrazgo
En agosto, quien no torea casi puede decir que su profesión no es la de matador de toros. Las corridas se multiplican por todo el país. Las ciudades agrícolas y ganaderas celebran ferias y no hay feria si no se dan toros. Las plazas turísticas tienen el cupo de clientela y se organizan festejos en número importante, a veces superior al que ofrecían décadas atrás plazas con evidente tradición taurina.Las hay mixtas, en las que se conjugan turismo y afición, y una de estas es la de Vinaroz. Población turística por su privilegiada situación en el Mediterráneo, cuenta -o contaba- con una afición de base, no sólo local sino la que existe en toda la comarca. Vinaroz es la capital taurina del Maestrazgo. Su plaza de toros, que se encuentra a escasos metros del mar, con 7.000 localidades, ha sido escenario de notables acontecimientos toreros. Los «bous reals», que se daban por una sola tarde en las fiestas y feria de San Juan, se han ampliado a todos los domingos del verano, para aprovechar esa combinación dicha de afición y turismo, con que cuenta, y se programan combinaciones atractivas en teoría, en la que son base de cartel las principales figuras del momento.
Pero luego está la realidad de la celebración de cada festejo y se cita el caso porque es típico en el concierto taurino que padecemos: los aficionados vinarocenses están hartos. Vino El Niño de la Capea yno acertó a hacer nada que justificara su nombradía. Vino Manzanares hace unas semanas para enfrentarse con unos torillos acornes, con los que encima no pudo, y cuando se levantó la protesta por su falta de ética profesional tuvo la desfachatez de echar abajo las manos para hacer un gesto insultante al público.
Vino después Paco Camino y a pesardeque Vinaroz no es plaza de exigencias, no pudieron pasar el reconocimiento los toros que le habían preparado; y los sustitutos tampoco a juicio del público, que rechazó dos una vez los vió en el ruedo. Camino no se esforzó con las miniaturas que le correspondieron y trasteó de trámite. Pero, eso si, los Chopera se llevaron, por este paseo, del orden de las ochocientas mil pesetas, de las cuales, a Camino corresponderán lo que. tenga convenido con sus exclusivistas, y allá sus cuentas.
Poco importa que Vinaroz sea capital taurina del Maestrazgo pues, si ya en estos últimos tiempos se notaba un bajón importante en la masa de aficionados, con estos desaguisados van a acabar por expulsar de la plaza a los contados leales que quedan. Los habitantes de la comarca ya no están por hacer el viaje a Vinaroz para dejarse en taquilla los ciento veinte duros que vale un tendido; no digamos las mil doscientas pesetas de una barrera ¡qué barbaridad¡-, a cambio de berrinches, un día si y otro también.
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