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Montreal 76

Stones, abucheado por el público

El salto de altura ha sido la prueba vedette de las últimas veinticuatro horas. El soviético Avilov y el norteamericano Stones, han sido juntó al saltómetro los hombres que han cubierto por diferentes razones, horas de clamor olímpico. Para Avilov, ha habido aplausos, para el recordinan del mundo de salto de altura, pitos y rechiflas contestados con cortes de manga a la americana.Avilov se quedó solo en el estadio porque todos sus adversarios decathlonianos quedaron eliminados al llegar el listón por encima de los 2,03. Avilov superó el 2,14 y cada superación fue un clamor en el estadio. Avilov sereno siempre, aunque fallaba el primer intento, para el segundo se frotaba la rodilla izquierda y se iba hacia el saltómetro con un impulso que obligaba al público a levantarse dc los asientos. Avilov cayó en el 2,16, pero sacó notable ventaja a sus adversarios. La marca conseguida fue importante aunque él cuenta en su haber con un 2,18. El salto de Avilov con el clásico rodillo ventral fue una especie de revancha contra los especialistas que hoy están echando mano del fosbury flop para clasificarse.

Stones ha sido esta mañana el ídolo contestado. Hace unos días hizo unas declaraciones en las que afirmaba que no podía vivir bajo la rigidez quebecois. Stones se marchó de la Villa Olímpica, porque aseguró que prefería entrenarse tranquilamente y en un régimen de libertad. Al hombre que ha llegado más alto que ninguno, 2,31, no le gustaba la disciplina que le impedía llevar a su habitación de la Villa a una amiga. Por una vida sexual sana se fue. Echó pestes de los quebecois y esta mañana, cuando se ha presentado a la prueba de clasificación para la final, en la que ha saltado con absoluta seguridad por encima de lo exigido, se ha encontrado con el público en contra.

Desde su primera aparición sobre la pista y a la hora de saltar con más intensidad, ha sido abucheado. Stones se ha ido tranquilamente hacia el saltómetro y cada vez le ha gastado bromas al público. Incluso se ha dirigido hacia la cámara y ha movido la mano con gestos de paleto del córner. Sus saltitos de rechifla sobre la colchoneta han encocorado más a los espectadores y se prevé para la final una mayor guasa.

Los concursantes españoles, Carrasco y Martín Morillas han acusado su bisoñez y no han sido capaces de saltar por encima de los 2,05. Ambos tienen acreditadas marcas de 2,18 y 2,19, respectivamente, pero no ha han podido ser más que el decathloniano Avilov. Carrasco y Morillas han pagado la novatada. Son jóvenes y en ellos hay futuro. Cualquier reproche sería injusto. A los dos hay que concederles un margen de confianza. Como la marca exigida para el pase a la final era de 2,16, han quedado eliminados.

La noticia atlética humana la ha proporcionado la polaca Irena Szewinska, que tras ganar el oro de los 400 metros con récord del mundoha anunciado su retirada de la competición. Irena participó por vez primera en unos Juegos Olímpicos en Tokio, cuando tenía dieciocho años. Allí consiguió su primer título en el relevo 4x 100 además de la plata en 200 metros y salto de longitud. La campeona polaca, como Irena Kirzenstein, fue en México bronce en 100 y oro en 200. A continuación dejó el atletismo para ser madre. Andrés nació en 1970 y en Munich dos años más tarde, ya como Irena Szewinska, fue bronce en los 200 metros. Irena, que nació el 24 de mayo de 1946 en Leningrado, se va del atletismo con un historial que admite escasas comparaciones.

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