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Montreal 76

Mariano Haro, sexto en la final, diploma olímpico

Mariano Haro fue sexto en la final de los 10.000 metros. Se supone que a estas horas ya habrán presentado la dimisión los que se negaban a traerle a Montreal. Mariano Haro, que ya fue diploma olímpico en Munich, al ser cuarto, lo ha vuelto a ser en Montreal al ocupar la tercera plaza que tiene derecho al mismo. Haro es el primer español que lo posee por partida doble. Con anterioridad solamente lo había conquistado una vez Luis Felipe Areta, que fue también sexto en la final de salto de longitud en Tokio.

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Haro, aunque no pudo realizar la marca de Munich, superó todas las previsiones, a base de su natural coraje. A base de ayudar a romper la carrera en el momento oportuno pudo pasar por la cinta de llegada mucho antes que hombres que en la actualidad poseían una mejor marca. Puttemans, uno de los favoritos, no pudo acabar la prueba. La medalla de oro fue, como en Munich, para Viren. Segundo esta vez fue un portugués, Carlos Sousa Lopes, a quien ha bastado un cambio de régimen político y, por tanto, una nueva orientación deportiva, para que haya subido al podio olímpico.Mariano Haro ha venido a Montreal en contra de la opinión de las más altas autoridades deportivas del país. Pocos días antes de que hiciera la marca mínima fuimos varios los que votamos por él aun cuando no lograra en San Sebastián el tiempo exigido por la Federación Internacional. Los que pedían al palentino una prueba como a los novatos, los que le exigían a él lo que no han pedido para otros, deberían estar en estos momentos con la carta de dimisión escrita. Pero estoy seguro de que esto no ocurrirá porque el éxito de Haro será precisamente un apoyo para mantenerse en su puesto. El consuelo Haro tendrá unas consecuencias completamente distintas a las lógicas.

Mariano volvió a correr con el corazón más que con la cabeza pese a que inteligentemente forzó el ritmo en el momento oportuno para que la carrera se rompiera y no encontrara dificultades para estar entre los diez mejores. En principio se situó detrás de Hermens, que es hombre de buen ritmo inicial. Cuando comprobó que el holandés no estaba por la labor se metió en el grupito de cabeza, para estar cerca de Smet, Foster y Lopes, que estaban dispuestos a ganar. Viren, que se escondió en la cola del pelotón en las cinco primeras vueltas, cuando vio que Mariano se ponía en cabeza abandonó su posición, sabedor que de un momento a otro podía producirse el corte. Mariano, primero en la séptima vuelta, obligó a que Lopes le relevara. La consecuencia de esta maniobra fue el desfondamiento del australiano Wardlaw. En la vuelta catorce Hermens, Puttemans y Lismont no pudieron soportar el tren de cabeza. Puttemans aguantó en carrera cuatro vueltas más. Gómez y Fitszimons fueron los siguientes en perder contacto. Cuando Lopes se marchó hacia adelante se produjo un corte y Mariano se quedó en el segundo grupo. Con rapidez se fue hacia adelante y asfixió al USA Bjornklund.

Lopes, Smet, Viren, Foster y Floriu se quedaron en cabeza. Haro no se dio por vencido y poco después se quedaron por delante Lopes, Viren y Foster y él pudo empalmar con Floriu, Simons y Smet. Si hubo lucha entre los de delante, no la hubo menos entre los perseguidores. Foster comenzó a dar muestras de cansancio y los de atrás se esforzaron por darle alcance, cosa que finalmente no consiguieron pero que hubieran logrado con una vuelta más. Solos Viren y Lopes, el finlandés atacó en la última vuelta con su prodigioso sprint final y, como en Munich, se fue solo hacia la meta.

La carrera fue vibrante, porque desde la séptima vuelta, en la que Haro se puso en cabeza, no hubo ya reposo alguno. Los tirones fueron constantes y todos jugaron sus bazas al máximo. Haro realizó una progresión de cara al final, ya que del séptimo puesto con que pasó por la meta al finalizar la decimosexta vuelta, pasó luego al sexto, posteriormente al quinto y, a falta de cuatrocientos metros, era cuarto. Como en Munich, se quedó con la miel en los labios, pero a mí en tender su sexto puesto de Montreal ha sido más importante. Lo ha conseguido sin haber dedicado a esta prueba la preparación adecuada, cuando ha cumplido los treinta y seis años, y sobre todo, cuando simplemente pasar a la final podía considerarse un éxito.

El estadio muniqués fue escenario de la consecución de siete récords mundiales; el de Montreal, cuando todavía quedan cuatro jornadas, ha vivido cinco. El domingo se batieron los 100 femeninos, los 800 masculinos y los 400 vallas y el lunes cayeron los de jabalina, por medio del húngaro Nemeth, y el de los 800 femeninos. Además, los pertiguistas, los tres primeros clasificados, igualaron el olímpico.

Gran carrera fue la de las féminas en 800 metros. Las cuatro primeras estuvieron por debajo del tiempo que era anterior récord mundial. El 1-56-0 de Gerasinova, que no pudo clasificarse para esta final, ha quedado en 1-54-94. De las ocho finalistas, ni una sola pertenece al mundo capitalista.

El jamaicano Donald Quarri se ha convertido en el hombre más rápido de Montreal, ya que fue plata en los 100 metros y ha sido oro en los 200. Crawford, vencedor en los 100, no pudo acabar la prueba a causa de un tirón que padeció en la curva. Dos USA escoltaron a Quarri y Mennea, que estuvo a punto de no venir a los Juegos porque no se consideraba en condiciones de realizar un buen papel, ocupó la cuarta plaza. La negritud volvió a estar por delante en velocidad.

La gran sorpresa de la pértiga la dio el polaco Tadeo Slusarski, que fue capaz de imponerse al recordman mundial Dave Roberts, cuya tercera plaza ha sido decepcionante. Por delante de Roberts, hombre que logró 5,65 en 1975 y que posteriormente colocó el techo en 5,70, estuvo también el finlandés KaIliomaeki. La marca de los tres primeros fue 5,50, e lsaksson, que en 1972 ya saltó 5,59, no pudo superar la primera barrera, cosa que también sucedió al francés Tracanelli, hombre que está por encima de los 5,40.

El primer pentathlon femenino lo ganó la germana democrática Siegrun Siegl, seguida de sus compatriotas Laser y Pollak. Las dos primeras lograron idéntica puntuación, 4.747 puntos. El triunfo se decidió a favor de la Siegl, que fue primera en tres de las cinco pruebas.

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