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El Gobierno laborista reduce el gasto público en mil millones de libras

Juan Cruz

El ministro de Hacienda británico Denis Healey anunció ayer en el Parlamento que el Gobierno se propone recortar el gasto público en mil millones de libras. La razón por la que el Gabinete ha decidido renunciar a seguir las promesas de gastos hechas en los manifiestos electorales fue resumida así por Healey: «con este gesto queremos tratar de restaurar la prosperidad de la economía británica a través de la regeneración de la industria».En efecto, casi todas las medidas anunciadas ayer por el ministro de Hacienda, tienden a favorecer a la industria, y en especial a la manufacturera. La ayuda que el Gobierno se propone prestar a este sector será desde ahora más selectiva y más vigorosa. Asimismo, la Administración va a recortar el gasto que hacía para fortalecer a las industrias nacionalizadas y pondrá énfasis sólo en aquéllas cuya rentabilidad sea mayor. Los departamentos afectados por el recorte del gasto público son, fundamentalmente, los de Defensa y Medio Ambiente. El presupuesto destinado a pensiones y otros beneficios sociales queda intacto, lo que le evita al Gobierno una severa crítica de los sectores más avanzados del sindicalismo y del propio Partido Laborista. Asimismo, la ayuda destinada a favorecer el desarrollo de países del Tercer Mundo queda también como estaba programada, circunstancia ésta que impide una dimisión que se presumía segura: la del ministro encargado de distribuir esa ayuda, Reg Prentice, que ya había anunciado su decisión si el Gobierno dejaba desmantelado su departamento.

El portavoz de la oposición para Asuntos Económicos, sir Geoffrey Howe, dio la bienvenida a los recortes, por los que el Partido Conservador ha venido batallando desde que los laboristas llegaron al poder. De todos modos, Howe ha mostrado su desacuerdo con la decisión gubernamental de retirar dinero del destinado al mantenimiento del Ministerio de Defensa.

Sin embargo, es precisamente esta parte del recorte hecho por el Gobierno, el que de una manera más clara ha tendido a contentar a los que en el seno del laborismo se oponían a cualquier clase de reducción del gasto público.

La decisión anunciada ayer por el Gobierno no sólo había sido demandada por la oposición conservadora, sino por los poderes económicos extranjeros. Se aceleró después de la cumbre económica de Puerto Rico y causó dentro del propio Gobierno un violento desacuerdo que llegó a posibilitar dimisiones que no parece que se vayan a producir.

Con este recorte la Administración espera reducir su descubierto de 11.500 millones de libras a 9.000 millones. La bolsa de Londres respondió favorablemente a la noticia dada por el ministro de Hacienda. No falta quien dice en Inglaterra que los poderes económicos extranjeros ya buscarán otro motivo para considerar necesario que la esterlina se hunda de nuevo. Hasta ahora se había dicho que después de conseguir el acuerdo sindical sobre salarios, lo único que faltaba para controlar la economía británica era reducir el gasto público. Eso está hecho ya.

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