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Oposición al nuevo plan urbanístico de Inca

El vecindario de la ciudad de Inca, principal centro industrial del calzado en el archipiélago balear y uno de los más importantes de nuestro país, ha manifestado su oposición a la nueva planificación urbanística de la ciudad, por considerar que los más favorecidos con los futuros planes urbanos son algunos de los actuales miembros del Ayuntamiento, y también porque estiman que el plan, pensado para una hipotética población de 50.000 habitantes a alcanzar en el año 2000, es demasiado costosa para los ciudadanos.

Se barajan cifras sobre los dos mil millones de pesetas para poderlo llevar adelante entre las expropiaciones, la construcción de una vía de cintura, la conservación de una gigantesca zona verde de casi 30 hectáreas y el llevar a efecto toda la nueva normativa incapaz para los tres presupuestos reducidos con que cuenta el Ayuntamiento inquense. Para llevarlo adelante se tendría que buscar la solución en las contribuciones especiales sobre los ciudadanos o en la búsqueda de otros medios de financiación que resultarían sumamente gravosos para el municipio.Parece ser que el citado plan, confeccionado por técnicos y arquitectos catalanes desconocedores de la problemática socioeconómica de Inca, ha costado ya a la ciudad casi dos millones y medio de pesetas. Los vecinos de Inca dicen que desde hace cuatro años se estaban realizando estudios para planificar el futuro de su ciudad, que se empezó con un plan de urbanismo y se ha terminado con unas normas urbanísticas subsidiarias que permiten una mayor flexibilidad de actuación al Ayuntamiento y que éste desechó un plan general de urbanismo, tal y como se prevé en la Ley del Suelo, por incomprensibles motivos.

Es innegable la necesidad de nuevas zonas verdes y de un renovado casco urbano en Inca, ciudad que cuenta actualmente con una población de 17.000 habitantes y cuya industria del calzado es prácticamente su primordial «modus vivendi»; pero esta zona verde ha sido situada en una zona habitada en la que existen 160 modestas viviendas y dos importantes fábricas de calzado que habrá que expropiar y después destruir para llevar a efecto los nuevos planes urbanísticos.

Coloquio público

La gente está muy disconforme, es más, se muestra muy suspicaz, pues se comenta que mientras estas dos fábricas tendrán que derrumbarse, una nueva zona industrial será construida por los alrededores donde el actual alcalde, Antonio Fluxá, tiene su fábrica de zapatos. Y es más, la situación de favoritismo con que al parecer cuentan algunos miembros del consistorio en los nuevos planes urbanísticos es repetidamente censurada por el vecindario y se cita que el caso de una urbanización, denominada «S'Ermita», y cuyos terrenos en gran parte pertenecen al secretario del Ayuntamiento.Hace poco más de una semana, el consistorio convocó un coloquio público con intervención de los arquitectos y técnicos que han confeccionado las nuevas normas urbanísticas, coloquio que resultó muy polémico, pues fueron muchos los vecinos que acusaron de favoritismo a ciertas propiedades pertenecientes a personas próximas al Ayuntamiento, con el consiguiente perjuicio que se causaba a otras. Los redactores del nuevo plan afirmaron desconocer la propiedad de los terrenos sobre los que ellos habían confeccionado el proyecto, justificación que no convenció a muchos de los asistentes.

Otro gran defecto que se encuentra en este plan, aparte del citado de su difícil financiación es el de la falta de previsión para servicios públicos de interés general y comunitario, como escuelas, ambulatorios y guarderías tal y como lo contempla la normativa de la Ley del Suelo.

Este ambicioso proyecto que ha hecho surgir la polémica en Inca ha sido criticado porque en él no se recogen las principales necesidades de la población, pues parece que ha sido más realizado en los salones del Ayuntamiento o en las mesas de dibujo de Barcelona que no en las intenciones y auténticas necesidades del vecindario, pues éste no fue consultado para nada.

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